REZA Y COMPARTE
Te presentamos una parte del Mensaje del Papa para el Domingo Mundial de las Misiones de este año, que se celebrará el 24 de octubre. Propone el lema para esta jornada misionera, la cita de los Hechos de los Apóstoles 4, 20:
«No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído». Imprégnate de él y actúa.Queridos
hermanos y hermanas: Cuando experimentamos la
fuerza del amor de Dios, cuando
reconocemos su presencia de Padre en nuestra vida personal y comunitaria, no podemos dejar de anunciar y compartir lo que hemos
visto y oído.
La relación de Jesús con sus discípulos, su
humanidad que se nos revela en el misterio de
la encarnación, en su Evangelio y en su Pascua nos hacen ver hasta qué
punto Dios ama nuestra humanidad y hace suyos nuestros gozos y sufrimientos,
nuestros deseos y nuestras angustias (cf. CONC. ECUM. VAT. II, Const. past.
Gaudium et spes, 22).
Todo en Cristo nos recuerda que el mundo
en el que vivimos y su necesidad de redención
no le es ajena y nos convoca también a sentirnos parte activa de esta misión:
«Salgan al cruce de los caminos e
inviten a todos los que encuentren» (Mt 22,9). Nadie es ajeno, nadie puede sentirse extraño o lejano a este amor de compasión.
La
experiencia de los apóstoles
La historia de la evangelización comienza con una
búsqueda apasionada del Señor que llama y
quiere entablar con cada persona, allí donde se encuentra, un diálogo de amistad (cf. Jn 15,12-17). Los
apóstoles son los primeros en dar cuenta de eso, hasta recuerdan el día y la hora
en que fueron encontrados: «Era alrededor de las cuatro de la tarde» (Jn 1,39).
La amistad con el Señor, verlo curar a los enfermos, comer con los pecadores,
alimentar a los hambrientos, acercarse a los
excluidos, tocar a los impuros, identificarse con los necesitados,
invitar a las bienaventuranzas, enseñar de una manera nueva y llena de
autoridad, deja una huella imborrable,
capaz de suscitar el asombro, y una alegría
expansiva y gratuita que no se puede contener.
Como decía
el profeta Jeremías, esta experiencia es
el fuego ardiente de su presencia activa
en nuestro corazón que nos impulsa a la
misión, aunque a veces comporte sacrificios e incomprensiones (cf. 20,7-9). El amor siempre está en movimiento y nos pone en movimiento para compartir el anuncio
más hermoso y esperanzador: «Hemos encontrado
al Mesías» (Jn 1,41).
Con Jesús hemos visto, oído y palpado que las
cosas pueden ser diferentes. Él inauguró,
ya para hoy, los tiempos por venir
recordándonos una característica esencial de nuestro ser humanos, tantas veces
olvidada: «Hemos sido hechos para la plenitud
que sólo se alcanza en el amor» (Carta
enc. Fratelli tutti, 68).
Tiempos nuevos que suscitan una fe capaz de
impulsar iniciativas y forjar comunidades a partir de hombres y mujeres
que aprenden a hacerse cargo de la fragilidad
propia y la de los demás, promoviendo la fraternidad y la amistad social
(cf. ibíd., 67). La comunidad eclesial muestra
su belleza cada vez que recuerda con
gratitud que el Señor nos amó primero (cf. 1 Jn 4,19).
Esa «predilección amorosa del Señor nos sorprende, y el asombro —por su propia
naturaleza— no podemos poseerlo por nosotros
mismos ni imponerlo. […] Sólo así puede
florecer el milagro de la gratuidad, el don gratuito de sí. Tampoco el
fervor misionero puede obtenerse como consecuencia de un razonamiento o de un
cálculo. Ponerse en “estado de misión” es un efecto del agradecimiento»
(Mensaje a las Obras Misionales Pontificias, 21 mayo 2020). (Continuará)
ACCIÓN
El asombro
ante el amor de Dios que ama primero,
El asombro
ante la actitud de Jesús para cada hombre y mujer,
su búsqueda
apasionada de la persona, impulsa una respuesta activa.
¿Cuál es tu gesto,
tu respuesta?
El mensaje del Papa nos estimula a profundizar en nuestra fe y compartirla. Pedimos por los misioneros y por todos los pueblos en periodo de evangelización. Buena reflexión.
ResponderEliminar"Experimentamos la fuerza del amor de Dios, cuando reconocemos su presencia de Padre en nuestra vida personal y comunitaria." Experimentarla y comunicarla es gracia de Dios.
ResponderEliminar"historia de la evangelización comienza con una búsqueda apasionada del Señor que llama y quiere entablar con cada persona, allí donde se encuentra, un diálogo de amistad" ¿Nos paramos a escucharle? Espíritu Santo, ven.
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