REZA Y COMPARTE
GUARDA
SUS MANDAMIENTOS
GUÍA DE
ORACIÓN 31-10-21 Domingo 31º del Tiempo
Ordinario - Ciclo B
GUÍA: Nos ponemos ante el Señor, Padre y
creador del cielo y la tierra. Admiramos su gloria y sentimos su presencia en nosotros
y en el mundo. Su sabiduría y misericordia nos circunda y fortalece en los
avatares de la vida. Confiamos en él, hacemos vivo nuestro ser hijos suyos y
nos disponemos a escuchar su palabra. SILENCIO DE PRESENCIA, DE TOMA DE
CONCIENCIA, DE CONOCIMIENTO.
Lectura
del libro del Deuteronomio (6,2-6):
En aquellos
días, habló Moisés al pueblo, diciendo: «Teme al Señor, tu Dios, guardando
todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos,
mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra,
para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus
padres: "Es una tierra que mana leche y miel." Escucha, Israel: El
Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el
corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo
quedarán en tu memoria.
GUÍA: Escuchamos a Moisés que habla al
pueblo, a nuestro pueblo, a nosotros. Sus palabras nos hacen recordar el
mandato del Señor, su ser Dios y dueño de nuestra vida: Amarás al Señor con
todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas. Sus palabras quedan
en nuestra memoria y las guardamos en el corazón. Las interiorizamos, las
hacemos nuestras, oramos con ellas. SILENCIO DE ACOGIDA, INTERIORIZACIÓN,
DIÁLOGO CON ÉL.
Sal 17 R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Señor, mi
roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios mío,
peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Lectura de la carta a los Hebreos (7,23-28):
Ha habido
multitud de sacerdotes del antiguo testamento, porque la muerte les impedía
permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio
que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él
se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal
convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha,
separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer
sacrificios cada día «como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los
propios pecados, después por los del pueblo,» porque lo hizo de una vez para
siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la Ley hace a los hombres sumos
sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento,
posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.
GUÍA: Los sacerdotes han pasado. Jesús
queda, vive y sigue salvándonos. Nos purifica e implora ante el Padre en
ofrenda eterna. Nos sentimos acogidos por él, amados por el Padre con él y en
él, el Espíritu nos acerca a su presencia.
Guardamos en nosotros sus palabras, su amor y nos hacemos portadores de
ellas para otros. SILENCIO DE ENCUENTRO, DE RESOLUCIÓN, DE MISIÓN.
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34)
En aquel
tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el
primero de todos?»
Respondió
Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el
único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma,
con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu
prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.»
El escriba
replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo
y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el
entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más
que todos los holocaustos y sacrificios.»
Jesús,
viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de
Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
GUÍA: Guardar los mandamientos. Y ellos se
preguntaban cuál era el primero. Nos
preguntamos también nosotros y escuchamos la palabra de Jesús que lo explica:
Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón…y al prójimo como a ti mismo. Un
espacio para pensar nuestras actitudes, En nuestras preferencias. ¿Cuál nos parece a
nosotros lo más importante? El espíritu de dios nos ilumine y haga conocer las
preferencias de Dios. SILENCIO DE ESCUCHA, DE RESPUESTA, DE ACERCAMIENTO.
RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN, SACAMOS UNA FRASE PARA RECORDAR.
ADMIRACIÓN,
ENCUENTRO, ACOGIDA, DECISIÓN.
CON MARÍA
ACOGEMOS LA PALABRA Y LA CUMPLIMOS.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO.
CANTAMOS:
RE Sim Si yo no tengo amor Mim MI7 LA7 yo nada soy, Señor. RE Sim Si yo no tengo amor Mim LA7 RE yo nada soy, Señor. RE Fa#m El amor es comprensivo, SOL RE el amor es servicial, SOL Mim el amor no tiene envidia, SOL LA7 el amor no busca el mal. RE Fa#m El amor nunca se irrita, SOL RE el amor no es descortés, SOL Mim el amor no es egoísta, SOL LA7 el amor nunca es doblez. RE Fa#m El amor disculpa todo, SOL RE el amor es caridad, SOL Mim no se alegra de lo injusto, SOL LA7 sólo goza en la verdad. RE Fa#m El amor soporta todo, SOL RE el amor todo lo cree, SOL Mim el amor todo lo espera, SOL LA7 el amor es siempre fiel. RE Fa#m Nuestra fe, nuestra esperanza, SOL RE junto a Dios terminarán; SOL Mim el amor es algo eterno, SOL LA7 nunca, nunca pasará.
"Guarda sus mandamientos" Oración para encontrarnos con Dios, escuchar su palabra y actuar en nuestra vida. Dedica un tiempo a este encuentro y disfruta de él todo el día. Compàrtelo con los amigos. Saludos.
ResponderEliminar"El Señor, nuestro Dios, es solamente uno". Llegamos a él y recibimos su amor, perdón y bondad.
ResponderEliminarJesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios.» Jesús valora la sensatez, el buen corazón. Desde cada uno de nosotros ofrezcamos lo que puede construir el bien y una vida recta en el amor de Dios y del prójimo.
ResponderEliminar"Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza./ Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador." Rezamos con el salmista y reconocemos el amor de Dios en nosotros y en el mundo.
ResponderEliminar«No estás lejos del reino de Dios.» Escúchalo de Jesús para ti. Su mensaje te da fuerzas para seguir por el bien que quieres. Te anima a estar con todo el amor en donde tienes que estar, a abrir el corazón a la verdad y al Espíritu que habita en ti. Goza con él.
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