miércoles, 19 de abril de 2017

CRISTO RESUCITÓ




CATECISMO IGLESIA CATÓLICA                         
Este fragmento nos presenta la fe de la Iglesia sobre la RESURRECCIÓN  de Jesús.                   

Habla aquí de la transmisión del hecho.  Recoge  el momento del sepulcro vacío y los primeros momentos de la fe de Pedro y Juan.



I EL ACONTECIMIENTO HISTÓRICO Y TRASCENDENTE

639 El misterio de la resurrección de Cristo es un acontecimiento real que tuvo
manifestaciones históricamente comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento.
Ya San Pablo, hacia el año 56, puede escribir a los Corintios: "Porque os transmití, en primer
lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras;
que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas
y luego a los Doce: "(1 Co 15, 3-4). El Apóstol habla aquí de la tradición viva de la
Resurrección que recibió después de su conversión a las puertas de Damasco (Cf. Hch 9, 3-18).
 
El sepulcro vacío

640 "¿Por qué buscar entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado" (Lc 24, 5-
6). En el marco de los acontecimientos de Pascua, el primer elemento que se encuentra es
el sepulcro vacío. No es en sí una prueba directa. La ausencia del cuerpo de Cristo en el
sepulcro podría explicarse de otro modo (Cf. Jn 20,13; Mt 28, 11-15). A pesar de eso, el
sepulcro vacío ha constituido para todos un signo esencial. Su descubrimiento por los
discípulos fue el primer paso para el reconocimiento del hecho de la Resurrección. Es el
caso, en primer lugar, de las santas mujeres (Cf. Lc 24, 3. 22- 23), después de Pedro (Cf. Lc
24, 12). "El discípulo que Jesús amaba" (Jn 20, 2) afirma que, al entrar en el sepulcro vacío
y al descubrir "las vendas en el suelo"(Jn 20, 6) "vio y creyó" (Jn 20, 8). Eso supone que


constató en el estado del sepulcro vacío (Cf. Jn 20, 5-7) que la ausencia del cuerpo de Jesús


no había podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto simplemente a una vida
terrenal como había sido el caso de Lázaro (Cf. Jn 11, 44).

Lee, confronta las citas, reflexiona.

Abre tu mente y corazón ante este hecho, admira, adora, da gracias.

¿Cómo te sientes ante estos hechos?

Comparte alguna de tus reflexiones.




sábado, 15 de abril de 2017

¡RESUCITÓ!


                                                                                 GUÍA DE ORACIÓN   16-04-17

GUÍA: Estamos esperando la resurrección de Jesús. O quizás ya sabemos que ha resucitado. María Magdalena y las mujeres que iban a ungir su cuerpo encuentran la piedra quitada y que no está Jesús. Queremos verlo. Su cuerpo glorioso aparece visible par algunas personas. En la fe lo recibimos, escuchamos su palabra: Iré con vosotros hasta los confines del mundo. Nos dejamos encontrar por Él  y a acompañarle en su continuo paso por nuestros caminos. SILENCIO DE ESPERA, DE RECIBIMIENTO, DE FE


Del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):



En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados.»

GUÍA: Pedro habla al pueblo de lo sucedido. Lo mataron y el Padre lo resucitó. Los que creen en Él reciben por su nombre el perdón de los pecados. Nosotros lo hemos oído y esperamos recibir el perdón por su misericordia. Enfocados por la fe en Jesús nos disponemos a acoger su visita de resucitado, a resucitar a una vida nueva fiados de su palabra, enrolados en el grupo de los que se fían de salvación. HACEMOS SILENCIO DE CONFIANZA, ALEGRÍA, ESPERANZA EN SU PRESENCIA.

 De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4):

Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

GUÍA: Resucitados con Cristo, vivimos con Él. La fe nos hace reconocerle en la Palabra, en el Pan y en los Hermanos. Es tiempo de adoración, agradecimiento, de presencia resucitada. Creemos en ti, Jesús. Te esperamos, te damos gracias. Gracias al Padre que ha acogido  tu ofrenda y nos salva. SILENCIO ADORADOR,  AGRADECIDO

 Del santo evangelio según san Juan (20,1-9):

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. 
Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

GUÍA: ¿Qué te dice este Evangelio a tí? Seguramente estás entre la espera y la comprobación. Juan dice que vio el sepulcro abierto y vacio. Entonces creyó. ¿Cuándo crees tú? Al entender las Escrituras su fe se hizo  más fuerte. La luz de la resurrección sigue indicando  la grandeza de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo. Ahí junto al sepulcro quédate, trata de comprender las Escrituras, y espera al Señor resucitado. SILENCIO  CREYENTE, CONFIADO Y ADORADOR.

¿En qué te fijas más? Puede ser el encuentro del sepulcro vacío por parte de la Magdalena. O es la sorpresa de Pedro y de Juan. A partir de este momento empezaron a creer lo que antes no entendían: que había de resucitar de entre los muertos. Se nos transmite el momento de fe de los apóstoles y de María Magdalena.  Ahí estamos también nosotros. Creemos pero siempre podemos creer más. Afiancemos nuestra fe, veamos cómo se desarrolla nuestro encuentro con el resucitado. SILENCIO SINCERO, CONFIADO, DE AMIGO.

 EVOCAMOS NUESTRO ENCUENTRO CON JESÚS ¿CÓMO HA SIDO?

ESCUCHAMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS, COMPARTIMOS.

SALUDAMOS A MARÍA 

Reina del cielo, alégrate

Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor a quien mereciste llevar, aleluya,
resucitó, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.




miércoles, 12 de abril de 2017

EN MEMORIA MÍA


GUÍA DE ORACIÓN 13-04-2017

GUÍA: Es Jueves Santo. Jesús encarga preparar la celebración de la Pascua. La celebra en Jerusalén. Acompañamos a los amigos de Jesús en esa celebración. Aquí estamos, Jesús. Nos unimos a vuestra celebración. Compartimos los sentimientos de este momento.   Prevés que tu hora se acerca. Tus amigos también están preocupados. En nuestro interior queremos estar cerca y vivir el gran momento de la Pascua. SILENCIO DE PARTICIPACIÓN, DE TOMA DE CONCIENCIA.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,23-26):

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

GUÍA: San Pablo nos transmite lo que él recibió: Tu momento de entrega en el pan y el vino, tu propuesta de hacerlo en tu memoria, tu palabra de quedarte con nosotros. Queremos oírlo de nuevo, repetirlo de nuevo, asegurarnos una y otra vez de tu presencia con nosotros. Queremos confirmar nuestra fe en tu palabra y tu Eucaristía,  queremos rezar, estar contigo en estos momentos de despedida. SILENCIO DE RECONOCIMIENTO Y ADORACIÓN.

Del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»
Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»

GUÍA: Otro momento es cuando te quitas  el manto, coges la toalla y te dispones a lavar los pies a tus discípulos. Todo un signo de servicio y atención a tus amigos. Quieres que aprendamos a cuidar del hermano, a hacernos cargo de él, a estar limpios de todo lo que nos aleja de ti. Jesús, grábalo en nuestros corazones. Ya sabes que a la primera te dejamos solo.  En silencio te observamos, acogemos tu lección, queremos aprenderla. Ayúdanos. SILENCIO DE ESTAR CON JESÚS, DE ACOGER SUS GESTOS, DE COMPARTIR SU SITUACIÓN.


DESPUÉS DE UN RATO DE ESTAR AHÍ, SINTETIZAMOS LOS MENSAJES.

OFRECEMOS, PEDIMOS, ALABAMOS, ACOMPAÑAMOS

MARÍA ESTÁ CON NOSOTROS. ¿Qué nos dice?

PADRE NUESTRO desde   tu corazón, Jesús, y desde el de todos.

CANTAMOS

 Donde hay amor, allí está Dios.
Donde hay amor, allí está Dios.

Jesús nos ha reunido,
amémonos hermanos,
temamos al Señor,
que marcha a nuestro lado.
Donde hay amor, allí está Dios.
Donde hay amor, allí está Dios.
Que cesen ya las guerras,
que cese ya el dolor,
que en medio de nosotros
esté Cristo, el Señor, Cristo, el Señor.
Donde hay amor, allí está Dios.
Donde hay amor, allí está Dios.

Jesús nos ha reunido,
ahora sólo formamos
un solo corazón,
amémonos, hermanos.

Donde hay amor, allí está Dios.
Donde hay amor, allí está Dios.

Acaben ya rencores,
que no haya división,
que en medio de nosotros
esté Cristo, el Señor, Cristo, el Señor.

Donde hay amor, allí está Dios.
Donde hay amor, allí está Dios.

Cantemos al Dios vivo,
unamos nuestras manos,
pidamos al Señor
que un día le veamos.

Donde hay amor, allí está Dios.
Donde hay amor, allí está Dios.





viernes, 7 de abril de 2017

HUMILDAD Y GRANDEZA


GUÍA DE ORACIÓN 09-04-17


GUÍA: Es domingo de Ramos. Comienza la Semana Santa. Jesús llega a Jerusalén, montado en un pollino. Le aclaman como Hijo de David, que viene en nombre del Señor. Él cumple la profecía.

Entra sobre el pollino, signo de humildad y es aclamado por el pueblo. ¡Aleluya, Gloria!. Otros  se preguntan por qué hacen eso.
¿Dónde estamos nosotros? ¿Aclamamos, criticamos? SILENCIO DE RESPETO, DE ADMIRACIÓN, ADORACIÓN ANTE LOS SENTIMIENTOS DE JESÚS.

Del libro de Isaías (50,4-7):

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.



GUÍA: En boca ce Jesús se ponen estas palabras. Él es iniciado para consolar. No se echa atrás. El Señor le ayuda y no queda confundido. ¡Que Dios le salve! Decía algunos. ¿Qué sentimientos brotan de nosotros ante estas acciones?
El Hijo totalmente entregado y golpeado. Le contemplamos y relacionamos sus acciones y las nuestras. En SILENCIO RECONOCEMOS LOS CONTRASTES Y CONTRADICCIONES DEL CORAZÓN HUMANO, PEDIMOS PERDÓN.

De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.


GUÍA: Jesús no hace alarde de su categoría de Dios. No se ensalza. Se somete incluso a la muerte de cruz. Pero Dios lo levanta sobre todo, para que sea proclamado Señor, para gloria de Dios Padre. Siguen los contrastes. Jesús humillado por los hombres y mujeres, hasta la muerte, es ensalzado por el Padre en la resurrección.
Contemplamos a Jesús humillado por la humanidad y ensalzado por dios. SILENCIO DE CERCANÍA.

 CLARIFICAMOS NUESTRA SITUACIÓN PERSONAL.¿ESTAMOS CON Él o CONTRA ÉL?

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo (26,14–27,66):

GUÍA: Leemos la Pasíón y acompañamos a Jesús

RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN

OFRECEMOS, PEDIMOS, ALABAMOS  AL SEÑOR.

INVOCAMOS A MARÍA.

PADRE NUESTRO

CANTAMOS

Hosanna al hijo de David.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
el rey de Israel.
Hosanna, hosanna en el cielo.


Aclamad al Señor, tierra entera.
Tocad en honor de Su Nombre.
Hacer resonar Sus alabanzas.
Cantad himnos a Su gloria.

Hosanna al hijo de David...

Pueblos todos, batid palmas.
Aclamad a Dios con gritos de jubilo
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.

Hosanna al hijo de David...

martes, 4 de abril de 2017

COLABORACIÓN CUARESMA


COLABORACIÓN CUARESMA
El Hijo Pródigo vuelve a casa. Su padre le espera, le perdona, le abraza. Veamos nuestra situación.

"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo."... celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido. ¡Qué contraste! El hijo que ya no se considera hijo y el Padre que le tiende la mano y el corazón.

«Hoy os he despojado del oprobio de Egipto.» ¡Qué bonito cuando Dios nos dice: Hoy te he despojado de...eso que te oprimía. Sintamos la liberación de nuestras esclavitudes y sigamos la marcha de la reconciliación cuaresmal. Gracias, Padre.

"Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo". Dios, en Cristo. Reconciliando al mundo consigo. Pensadlo despacito. Imaginadlo. Asimiladlo. Unidos a Jesucristo nos dejamos reconciliar con Dios, y con los hermanos. Gracias, Jesús.

Hoy se celebra el día de la Mujer Trabajadora. Nos unimos a esta celebración. ¡Cuánto esfuerzo y entrega generosa en las mujeres del mundo! ¡Cuánta vida gastada para conseguir los derechos humanos para ellas y para todos!. Jesús es el gran liberador de la mujer y de toda persona, en su vida y en todos los tiempos. Creemos con Él, espacios de liberación. ¡Felicidades!

"Lo reconozco, a veces olvide que eres mi Padre y que a mi lado estás" ¿Repetimos esta frase y nos confiamos a esa presencia del Padre a nuestro lado, en nuestra vida.? Extendemos la mirada a todas las personas de nuestro mundo que están sedientas de felicidad. Que su presencia los llegue a saciar. Oramos.

"Dios va acompañando a su pueblo. Después de toda la travesía por el desierto, van llegando a Canaán" Una gran travesía por el desierto. Dios con ellos. En paralelo, nuestra travesía y nuestro desierto. Y Dios acompañando nuestro caminar. Hagamos experiencia de este caminar de Dios. Confiemos en el Padre, que cuida de todos los caminos. Apoyemos al que nos necesita en la marcha.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   CANTAMOS.

Querido Padre, cansado vuelvo a ti, 
haz que conozca en don de tu amistad, 
vivir por siempre el gozo del perdón 
y en tu presencia la fiesta celebrar, 
pongo en tus manos mis culpas, Oh Señor, 
estoy seguro de que eres siempre fiel, 
dame las fuerzas para poder andar, 
buscando en todo hacer tu voluntad. 

Padre, yo busco tu amor, 
Padre vuelvo a ti 
mira que tu hijo soy 
Padre vuelvo a ti. (2) 

Lo reconozco, a veces olvide, 
que eres mi Padre y que a mi lado estàs, 
que soy tu hijo y que me aceptas como soy, 
sólo me pides vivir en sinceridad, 
Quiero sentirme cercano a ti, Señor, 
oír tu voz que me habla al corazón, 
sentirme libre desde tu libertad, 
ser signo vivo de la fraternidad.

GRACIAS, PADRE.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

viernes, 31 de marzo de 2017

VIDA Y MUERTE

GUÍA DE ORACIÓN  02-04-17


GUÍA: El dilema vida-muerte se nos presenta este domingo en las lecturas. La vida nos atrae, nos envuelve ante el Padre Dios que nos llama a su presencia. Nuestro estar ante el Señor en la oración es una realidad. Nuestro ser se revitaliza en su presencia. La muerte, el fin de esa vida se nos presenta como límite de la existencia. Sentimos nuestra totalidad en unos momentos. Presentamos al Padre, con Jesús y con el Espíritu, nuestro tiempo, el tiempo de que gozamos. Agradecemos su don. SILENCIO QUE ACOGE, AGRADECE, QUE EXPERIMENTA EL AMOR.

            De la profecía de Ezequiel (37,12-14):

Así dice el Señor: «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor.

GUÍA: La Palabra de Dios nos dice que nos infundirá su espíritu, nos sacara de nuestros sepulcros, de nuestras miserias. El Espíritu planea sobre el universo, sobre sus criaturas, sobre sus hijos. Nos sentimos impulsados por Él y acompañados de su fuerza para vivir el bien que queremos realizar. SILENCIO DE PLENITUD EN LA PRESENCIA DE NUESTRO PADRE DIOS.

De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,8-11):

Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justificación obtenida. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

GUÍA: El Espíritu que resucita a Jesús, también resucitará nuestra vida. Nuestro cuerpo vive por la resurrección de Jesús. Él vive en el cristiano y da vida verdadera a todo lo que hace, a sus comportamientos. Tomar conciencia de esta vida de Jesús, que se enraíza en nuestro ser, hará que vivamos por el bien y la justicia, según Él quiere. SILENCIO QUE TOMA CONCIENCIA DE LA VIDA DE JESÚS EN NOSOTROS.

              Del santo evangelio según san Juan (11,3-7.17.20-27.33b-45):

En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro mandaron recado a Jesús, diciendo: «Señor, tu amigo está enfermo.»
Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba.
Sólo entonces dice a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea.»
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa.
Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»
Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
Jesús sollozó y, muy conmovido, preguntó: «¿Dónde lo habéis enterrado?»
Le contestaron: «Señor, ven a verlo.»
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!»
Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?»
Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa.
Dice Jesús: «Quitad la losa.»
Marta, la hermana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.»
Jesús le dice: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?»
Entonces quitaron la losa.
Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.»
Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera.»
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario.
Jesús les dijo: «Desatadlo y dejadlo andar.»
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

GUÍA: El dilema de vida y muerte se percibe en el tema de la resurrección de Lázaro. Jesús deja pasar el tiempo y Lázaro muere. Si hubieras estado aquí … le dice María. Jesús da una lección sobre la resurrección. Él es la resurrección y la vida. Acojamos sus palabras. Acojamos su  resurrección en nuestra vida. Recibamos su vida resucitada para que transforme la nuestra. SILENCIO DE ADMIRACIÓN, DE RECIBIR LA VIDA DE JESÚS RESUCITADO EN NUESTRA VIDA Y EN NUESTROS LÍMITES.

NOS CENTRAMOS en lo más importante de nuestra oración,

OFRECEMOS, PEDIMOS, AGRADECEMOS, PROYECTAMOS NUESTRO HACER.

INVOCAMOS A MARÍA, madre y maestra de oración y de vida

PADRE NUESTRO unidos a Jesús y a la humanidad.

CANTAMOS

Jesús es, Jesús es Señor,
Jesús es, Jesús es Señor,
Jesús es, Jesús es Señor.
(2 veces).

Aleluya, aleluya,
Aleluya, aleluya,
Aleluya, aleluya.
Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios,
Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios,
Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios.

Jesús es, Jesús es Señor,
Jesús es, Jesús es Señor,
Jesús es, Jesús es Señor.
(2 veces).