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martes, 28 de febrero de 2023

TEMA: CUARESMA 23, 2

 

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TEMA: CUARESMA 23, 2

 

Seguimos viendo el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2023. Nos anima a vivir con la esperanza puesta en Jesús y en el camino sinodal de comunión en la Iglesia: Novedad y tradición.

 

 

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO

PARA LA CUARESMA 2023

 

Ascesis cuaresmal, un camino sinodal

En el “retiro” en el monte Tabor, Jesús llevó consigo a tres discípulos, elegidos para ser testigos de un acontecimiento único. Quiso que esa experiencia de gracia no fuera solitaria, sino compartida, como lo es, al fin y al cabo, toda nuestra vida de fe. A Jesús hemos de seguirlo juntos. Y juntos, como Iglesia peregrina en el tiempo, vivimos el año litúrgico y, en él, la Cuaresma, caminando con los que el Señor ha puesto a nuestro lado como compañeros de viaje. Análogamente al ascenso de Jesús y sus discípulos al monte Tabor, podemos afirmar que nuestro camino cuaresmal es “sinodal”, porque lo hacemos juntos por la misma senda, discípulos del único Maestro. Sabemos, de hecho, que Él mismo es el Camino y, por eso, tanto en el itinerario litúrgico como en el del Sínodo, la Iglesia no hace sino entrar cada vez más plena y profundamente en el misterio de Cristo Salvador.

 

Y llegamos al momento culminante. Dice el Evangelio que Jesús «se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz» (Mt 17,2). Aquí está la “cumbre”, la meta del camino. Al final de la subida, mientras estaban en lo alto del monte con Jesús, a los tres discípulos se les concedió la gracia de verle en su gloria, resplandeciente de luz sobrenatural. Una luz que no procedía del exterior, sino que se irradiaba de Él mismo. La belleza divina de esta visión fue incomparablemente mayor que cualquier esfuerzo que los discípulos hubieran podido hacer para subir al Tabor. Como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena. También el proceso sinodal parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino.

 

La experiencia de los discípulos en el monte Tabor se enriqueció aún más cuando, junto a Jesús transfigurado, aparecieron Moisés y Elías, que personifican respectivamente la Ley y los Profetas (cf. Mt 17,3). La novedad de Cristo es el cumplimiento de la antigua Alianza y de las promesas; es inseparable de la historia de Dios con su pueblo y revela su sentido profundo. De manera similar, el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad. La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada…

 

 ACCIÓN:

¿Qué parte te gusta más? ¿Cuál resaltas tú? La experiencia con Jesús y su convivencia nos enriquece. Hagamos oración con lo que más nos impresiona. Buen día.

 

martes, 21 de febrero de 2023

TEMA CUARESMA 23

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                                                        TEMA: CUARESMA 23

 

 

El Papa Francisco nos ofrece su mensaje para la Cuaresma 2023. Actualiza el trabajo de la Cuaresma y el camino que recorre la Iglesia en su trabajo sinodal. Nos metemos en el tema y sacamos el ánimo para preparar la Pascua de Jesús y la nuestra.

 

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO

PARA LA CUARESMA 2023

 

Ascesis cuaresmal, un camino sinodal

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas concuerdan al relatar el episodio de la Transfiguración de Jesús. En este acontecimiento vemos la respuesta que el Señor dio a sus discípulos cuando estos manifestaron incomprensión hacia Él. De hecho, poco tiempo antes se había producido un auténtico enfrentamiento entre el Maestro y Simón Pedro, quien, tras profesar su fe en Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios, rechazó su anuncio de la pasión y de la cruz. Jesús lo reprendió enérgicamente: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres» (Mt 16,23). Y «seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado» (Mt 17,1).

 

El evangelio de la Transfiguración se proclama cada año en el segundo domingo de Cuaresma. En efecto, en este tiempo litúrgico el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado. Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida, en Cuaresma se nos invita a “subir a un monte elevado” junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis.

 

La ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz. Era precisamente lo que necesitaban Pedro y los demás discípulos. Para profundizar nuestro conocimiento del Maestro, para comprender y acoger plenamente el misterio de la salvación divina, realizada en el don total de sí por amor, debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades. Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar. Nos hará bien reflexionar sobre esta relación que existe entre la ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal. 

 

Vamos tomando el tema con interés y profundizando lo que se nos propone. Dios nos conduce en esta Cuaresma al monte y nos enseña su Palabra. La iremos viendo y asimilando. ¿Te gusta? Acompáñanos.

 

viernes, 25 de marzo de 2022

EL OPROBIO DE EGIPTO

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EL OPROBIO DE EGIPTO

GUÍA DE ORACIÓN 27-03-22     Domingo 4º de Cuaresma - Ciclo C

GUÍA:  Ven Espíritu creador, vuelve a renovar en nosotros tu aliento de vida. Y tu imagen de Dios. Libéranos de nuestras esclavitudes, santifícanos. Nos acercamos a tu monte santo y escuchamos tu voz. Ven a nosotros y quítanos el oprobio de Egipto, límpianos y haz que la oración nos llene de tu amor. SILENCIO DE CERCANÍA, DE CONSUELO, DE MARCHA.

Lectura del libro de Josué (5,9a.10-12):

En aquellos días, dijo el Señor a Josué:

- «Hoy os he quitado de encima el oprobio de Egipto.»

Los hijos de Israel acamparon en Guilgal y celebraron allí la Pascua al atardecer del día catorce del mes, en la estepa de Jericó.

El día siguiente a la Pascua, comieron ya de los productos de la tierra: ese día, panes ácimos y espigas tostadas.

Y desde ese día en que comenzaron a comer de los productos de la tierra, cesó el maná. Los hijos de Israel ya no tuvieron maná, sino que ya aquel año comieron de la cosecha de la tierra de Canaán.

GUÍA: En la marcha por el desierto tú estás con nosotros, estás con el pueblo. Hemos dejado atrás las esclavitudes y vamos hacia ti, hacia la tierra prometida. Vamos encontrando alimento para saciar nuestra hambre. Queremos hoy apoyarnos en ti en tu amor. Nos quitas el oprobio de Egipto. Crea un nuevo camino de salvación. SILENCIO DE BÚSQUEDA, DE AGRADECIMIENTO, DE SEGUIMIENTO. 

Sal 33,2-3.4-5.6-7  R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor

Bendigo al Señor en todo momento,/su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloria en el Señor:/que los humildes lo escuchen y se alegren. R 

 Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,17-21):

Hermanos:

Si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.

Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.

Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y

ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.

Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de  nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado, Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.

GUÍA: El que está en Cristo, es una criatura nueva. Estamos en ti, nos unimos a tu reconciliación. Confiamos en tu misericordia y tu expiación por los pecados.  Ya es hora de crecer como nueva criatura. Robustece nuestro día y levántanos del polvo de la tierra. SILENCIO DE CONFIANZA, DE NOVEDAD, DE RECONCILIACIÓN.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (15, 1-3.11-32):

En aquel tiempo, solían acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:

- «Ese acoge a los pecadores y come con ellos.»

Jesús les dijo esta parábola:

- «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna."

El padre les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.

Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.

Recapacitando entonces, se dijo:

"Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros. "

Se levantó y vino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.

Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo, "

Pero el padre dijo a sus criados:

"Sacad en seguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."

Y empezaron a celebrar el banquete.

Su hijo mayor estaba en el campo.

Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.

Este le contestó:

"Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud."

El se indignó y no quería entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo.

Entonces él respondió a su padre:

"Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado."

El padre le dijo:

"Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado"».

GUÍA: El padre ve al hijo que vuelve y se le conmueven las entrañas. Ha sido un tiempo de lejanía. Lo había perdido y ahora lo encontraba. Le abraza, le besa y le hace entrar en casa, hace fiesta. El hijo ha sufrido el dolor del pecado y no se siente digno de perdón. Aquí estás tú, padre. Aquí estamos nosotros como hijos perdonados. Sentimos tu perdón. SILENCIO DE ENCUENTRO, DE PERDÓN, DE RECONCILIACIÓN.

RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN, UNA FRASE PARA RECORDAR

ENCUENTRO, PERDÓN, FIESTA, RENOVACIÓN.

MARÍA NOS ACOMPAÑA, LA INVOCAMOS.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE COMO HIJOS Y  SOLICITAMOS SU PERDÓN.

CANTAMOS

Querido Padre, cansado vuelvo a ti

haz que conozca en don de tu amistad

vivir por siempre el gozo del perdón

y en tu presencia la fiesta celebrar,

pongo en tus manos mis culpas Oh Señor

estoy seguro de que eres siempre fiel

dame las fuerzas para poder andar

buscando en todo hacer tu voluntad

Padre, yo busco tu amor,

Padre vuelvo a ti

mira que tu hijo soy

Padre vuelvo a ti. (2)

Lo reconozco, a veces olvide

que eres mi Padre y que a mi lado estas

que soy tu hijo y que me aceptas como soy

solo me pides vivir en sinceridad,

Quiero sentirme cercano a ti Señor

oír tu voz que me habla al corazón

sentirme libre desde tu libertad

ser signo vivo de la fraternidad.

https://www.youtube.com/watch?v=9VwEMCXw4uk

viernes, 18 de marzo de 2022

ES TERRENO SAGRADO


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ES TERRENO SAGRADO

GUÍA DE ORACIÓN 20-03-22   Domingo 3º de Cuaresma - Ciclo C

GUÍA:  Es terreno sagrado, descálzate.  Las palabras de dios a Moisés nos llegan también a nosotros. Estás en tierra sagrada, tierra de oración, deja fuera todo lo demás. Sólo Dios es el Señor. La vida le pertenece y nosotros nos acercamos con deseo de amistad, de encuentro. Estamos en tus manos, en tu misericordia. Confiamos en ti. SILENCIO DE CERCANÍA, CONFIANZA, ENCUENTRO.

Lectura del libro del Éxodo (3,1-8a.13-15):

En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.

Moisés se dijo: «Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza.»

Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: «Moisés, Moisés.»

Respondió él: «Aquí estoy.»

Dijo Dios: «No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado.»

Y añadió: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.» Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.

El Señor le dijo: «He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.»

Moisés replicó a Dios: «Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?»

Dios dijo a Moisés: «"Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: `Yo-soy' me envía a vosotros".»

Dios añadió: «Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación".»

GUÍA: He visto la opresión de mi pueblo,…voy a bajar a librarlos. Lo oímos y sentimos el  deseo de Dios por cambiar la suerte de aquellos hombres y mujeres. Nos sentimos entre ellos. Como Moisés nos sentimos llamados. Con él llevaremos el mensaje de liberación. ¿Cómo hacemos? SILENCIO  DE PRESENCIA, DE RESPUESTA, DE FE

Sal 102,1-2.3-4.6-7.8.11  R/. El Señor es compasivo y misericordioso.

Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;

él rescata tu vida de la fosa

y te colma de gracia y de ternura. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (10,1-6.10-12):

No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube y todos atravesaron el mar y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo hicieron aquéllos. No protestéis, como protestaron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía como un ejemplo y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se cree seguro, ¡cuidado!, no caiga.

GUÍA: todos bajo la nube, todos bautizados, todos amados por Dios. Estamos entre ellos. Vemos nuestro andar por el desierto, nuestras rebeliones y alejamiento del Dios que nos quiere salvar. Padre, Dios, cambia nuestro corazón, dirige nuestros pasos por senda llana. Que no confundamos el camino. SILENCIO DE EXAMEN, DE PERDÓN, DE AGRADECIMIENTO.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,1-9):

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.

Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»

Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".»

GUÍA:  ¿Eran aquellos galileos más pecadores que otros?  No lo eran. Convertir el corazón, la vida se nos pide en este evangelio. Cambio de dirección, mejora de costumbres, amor sincero. El tiempo de cuaresma es favorable para llegar a ti, Señor. Necesitamos tu perdón y volver a tu casa de Padre. Necesitamos tu abrazo de paz. SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, DE DESEO, DE ESPERA

RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN ¿QUÉ PODEMOS  RECORDAR?

AGRADECEMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS

INVOCAMOS A MARÍA, MADRE Y MAESTRA DE CAMINO

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON JESÚS: PADRE NUESTRO…

CANTAMOS

Vengo ante ti, mi Señor, reconociendo mi culpa,

Hazme dócil a tu voz, transforma mi vida entera.

https://www.youtube.com/watch?v=hD9-kU72ijs



martes, 15 de marzo de 2022

TEMA: CUARESMA 22, 2

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TEMA: CUARESMA 22, 2

 


Continuamos nuestra reflexión sobre la Cuaresma, a través del mensaje del Papa Francisco.

No nos cansemos de hacer el bien. Encontrar el camino en Jesús resucitado. Pedir ayuda a María nuestra madre, son los pasos de este encuentro. Profundiza en ellos.

  

2. «No nos cansemos de hacer el bien»

 

La resurrección de Cristo anima las esperanzas terrenas con la «gran esperanza» de la vida eterna e introduce ya en el tiempo presente la semilla de la salvación (cf. Benedicto XVI, Carta enc. Spe salvi, 3; 7). Frente a la amarga desilusión por tantos sueños rotos, frente a la preocupación por los retos que nos conciernen, frente al desaliento por la pobreza de nuestros medios, tenemos la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás. Efectivamente, incluso los mejores recursos son limitados, «los jóvenes se cansan y se fatigan, los muchachos tropiezan y caen» (Is 40,30). Sin embargo, Dios «da fuerzas a quien está cansado, acrecienta el vigor del que está exhausto. […] Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, vuelan como las águilas; corren y no se fatigan, caminan y no se cansan» (Is 40,29.31). La Cuaresma nos llama a poner nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor (cf. 1 P 1,21), porque sólo con los ojos fijos en Cristo resucitado (cf. Hb 12,2) podemos acoger la exhortación del Apóstol: «No nos cansemos de hacer el bien» (Ga 6,9).

 

No nos cansemos de orar. Jesús nos ha enseñado que es necesario «orar siempre sin desanimarse» ( Lc 18,1). Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa. Con la pandemia hemos palpado nuestra fragilidad personal y social. Que la Cuaresma nos permita ahora experimentar el consuelo de la fe en Dios, sin el cual no podemos tener estabilidad (cf. Is 7,9). Nadie se salva solo, porque estamos todos en la misma barca en medio de las tempestades de la historia [2]; pero, sobre todo, nadie se salva sin Dios, porque sólo el misterio pascual de Jesucristo nos concede vencer las oscuras aguas de la muerte. La fe no nos exime de las tribulaciones de la vida, pero nos permite atravesarlas unidos a Dios en Cristo, con la gran esperanza que no defrauda y cuya prenda es el amor que Dios ha derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo (cf. Rm 5,1-5).

No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida. Que el ayuno corporal que la Iglesia nos pide en Cuaresma fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado. No nos cansemos de pedir perdón en el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, sabiendo que Dios nunca se cansa de perdonar [3].  No nos cansemos de luchar contra la concupiscencia, esa fragilidad que nos impulsa hacia el egoísmo y a toda clase de mal, y que a lo largo de los siglos ha encontrado modos distintos para hundir al hombre en el pecado (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 166). Uno de estos modos es el riesgo de dependencia de los medios de comunicación digitales, que empobrece las relaciones humanas. La Cuaresma es un tiempo propicio para contrarrestar estas insidias y cultivar, en cambio, una comunicación humana más integral (cf. ibíd., 43) hecha de «encuentros reales» ( ibíd., 50), cara a cara.

 

No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo. Durante esta Cuaresma practiquemos la limosna, dando con alegría (cf. 2 Co 9,7). Dios, «quien provee semilla al sembrador y pan para comer» (2 Co 9,10), nos proporciona a cada uno no sólo lo que necesitamos para subsistir, sino también para que podamos ser generosos en el hacer el bien a los demás. Si es verdad que toda nuestra vida es un tiempo para sembrar el bien, aprovechemos especialmente esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida (cf. Lc 10,25-37). La Cuaresma es un tiempo propicio para buscar —y no evitar— a quien está necesitado; para llamar —y no ignorar— a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar —y no abandonar— a quien sufre la soledad. Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 193).

 

3. «Si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos»

 

La Cuaresma nos recuerda cada año que «el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día» (ibíd., 11). Por tanto, pidamos a Dios la paciente constancia del agricultor (cf. St 5,7) para no desistir en hacer el bien, un paso tras otro. Quien caiga tienda la mano al Padre, que siempre nos vuelve a levantar. Quien se encuentre perdido, engañado por las seducciones del maligno, que no tarde en volver a Él, que «es rico en perdón» (Is 55,7). En este tiempo de conversión, apoyándonos en la gracia de Dios y en la comunión de la Iglesia, no nos cansemos de sembrar el bien. El ayuno prepara el terreno, la oración riega, la caridad fecunda. Tenemos la certeza en la fe de que «si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos» y de que, con el don de la perseverancia, alcanzaremos los bienes prometidos (cf. Hb 10,36) para nuestra salvación y la de los demás (cf. 1 Tm 4,16). Practicando el amor fraterno con todos nos unimos a Cristo, que dio su vida por nosotros (cf. 2 Co 5,14-15), y empezamos a saborear la alegría del Reino de los cielos, cuando Dios será «todo en todos» (1 Co 15,28).

Que la Virgen María, en cuyo seno brotó el Salvador y que «conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón» (Lc 2,19) nos obtenga el don de la paciencia y permanezca a nuestro lado con su presencia maternal, para que este tiempo de conversión dé frutos de salvación eterna.

 FRANCISCO 

martes, 1 de marzo de 2022

TEMA CUARESMA 22

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TEMA CUARESMA 22 

La Cuaresma nos invita a la reflexión, a la preparación de la Pascua de Jesús. Somos seguidores de Jesús y queremos con el Papa Francisco ver el camino que nos propone. No nos cansemos de hacer el bien, dice el Papa en su mensaje. El fruto llegará a nosotros y a todos, los próximos y los lejanos. Lee con atención y aprovecha la oportunidad.



Mensaje del Papa para la Cuaresma 2022

Queridos hermanos y hermanas:

 

La Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. Para nuestro camino cuaresmal de 2022 nos hará bien reflexionar sobre la exhortación de san Pablo a los gálatas: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos» (Ga 6,9-10a).

 

1. Siembra y cosecha

 

En este pasaje el Apóstol evoca la imagen de la siembra y la cosecha, que a Jesús tanto le gustaba (cf. Mt 13). San Pablo nos habla de un kairós, un tiempo propicio para sembrar el bien con vistas a la cosecha. ¿Qué es para nosotros este tiempo favorable? Ciertamente, la Cuaresma es un tiempo favorable, pero también lo es toda nuestra existencia terrena, de la cual la Cuaresma es de alguna manera una imagen [1]. Con demasiada frecuencia prevalecen en nuestra vida la avidez y la soberbia, el deseo de tener, de acumular y de consumir, como muestra la parábola evangélica del hombre necio, que consideraba que su vida era segura y feliz porque había acumulado una gran cosecha en sus graneros (cf. Lc 12,16-21). La Cuaresma nos invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir.

 

El primer agricultor es Dios mismo, que generosamente «sigue derramando en la humanidad semillas de bien» (Carta enc. Fratelli tutti, 54). Durante la Cuaresma estamos llamados a responder al don de Dios acogiendo su Palabra «viva y eficaz» (Hb 4,12). La escucha asidua de la Palabra de Dios nos hace madurar una docilidad que nos dispone a acoger su obra en nosotros (cf. St 1,21), que hace fecunda nuestra vida. Si esto ya es un motivo de alegría, aún más grande es la llamada a ser «colaboradores de Dios» (1 Co 3,9), utilizando bien el tiempo presente (cf. Ef 5,16) para sembrar también nosotros obrando el bien. Esta llamada a sembrar el bien no tenemos que verla como un peso, sino como una gracia con la que el Creador quiere que estemos activamente unidos a su magnanimidad fecunda.

 

¿Y la cosecha? ¿Acaso la siembra no se hace toda con vistas a la cosecha? Claro que sí. El vínculo estrecho entre la siembra y la cosecha lo corrobora el propio san Pablo cuando afirma: «A sembrador mezquino, cosecha mezquina; a sembrador generoso, cosecha generosa» (2 Co 9,6). Pero, ¿de qué cosecha se trata? Un primer fruto del bien que sembramos lo tenemos en nosotros mismos y en nuestras relaciones cotidianas, incluso en los más pequeños gestos de bondad. En Dios no se pierde ningún acto de amor, por más pequeño que sea, no se pierde ningún «cansancio generoso» (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 279). Al igual que el árbol se conoce por sus frutos (cf. Mt 7,16.20), una vida llena de obras buenas es luminosa (cf. Mt 5,14-16) y lleva el perfume de Cristo al mundo (cf. 2 Co 2,15). Servir a Dios, liberados del pecado, hace madurar frutos de santificación para la salvación de todos (cf. Rm 6,22).

ACCIÓN:

Somos impulsados a hacer el bien para nosotros y para todos. La vida si está llena  de obras buenas es luminosa. Descubre a tu alrededor gestos de  luz que atraen a otros. Cuenta uno. Gracias por tu regalo. Buena Cuaresma.

 

viernes, 19 de marzo de 2021

MI LEY EN SUS CORAZONES

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MI LEY EN SUS CORAZONES

GUÍA DE ORACIÓN 21-03-21    Del Domingo 5º de Cuaresma - Ciclo B

GUÍA:  Mi Ley en sus corazones. La pondré Yo. Es tu palabra, señor. Ahora te encontramos y escuchamos tu voz. Nos cambias para acoger tu Ley. En esta oración buscamos tu rostro. Limpia nuestro corazón y voluntad de todo lo que nos aleja de ti. La cuaresma avanza y vamos contigo a Jerusalén. Conviértenos y reconcílianos contigo. SILENCIO DE BÚSQUEDA, DE PERDÓN, DE RESPUESTA.

Lectura del profeta Jeremías (31,31-34):

Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor–. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días –oráculo del Señor–: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "Reconoce al Señor." Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande –oráculo del Señor–, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.

GUÍA: Pondré mi Ley en sus corazones. Haré una alianza nueva. Haz que comprendamos tu Ley y la cumplamos. Que nos cubra esa Ley de tus mandatos. Que sepamos seguirlos y actualizarlos como tú los quieres. Nos los darás cuando perdones nuestros pecados. Seremos tu pueblo. Sácianos de tu misericordia, crea un corazón puro. SILENCIO DE ACOGIDA, DE ACEPTACIÓN, DE ACTUALIZACIÓN.

R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Lectura de la carta a los Hebreos (5,7-9):

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

GUÍA: Cristo clama al Padre, en su angustia. Sufriendo aprende a obedecer. Nos acercamos a tu angustia, Jesús. Conocemos tus sentimientos y tu respuesta al Padre. Tu obediencia nos ha salvado. Líbranos de la angustia, líbranos del mal. Fortalécenos en la voluntad  del Padre. Únenos a ti en la hora de la ofrenda y en la hora del perdón. SILENCIO DE CONOCIMIENTO, DE OBEDIENCIA, DE PERDÓN.

Del santo evangelio según san Juan (12,20-33):

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús.»

Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.

Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.»

Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.»

La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.

Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.»

Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

GUIA: Quisiéramos ver a Jesús. Felipe hace que le encuentren. Jesús vuelve a anunciar su muerte. Ha de sufrir. El que quiera servirme, que me siga. Queremos unirnos a tu dolor y entrega. El Padre glorifica tu nombre. Acompañamos su situación nos acogemos a tu bondad. SÁLVANOS.SILENCIO DE CONOCIMIENTO, DE APERTURA, DE UNIÓN.

RECOGEMOS LA ORACIÓN CON UNA FRASE PARA RECORDAR.

PRESENCIA, PETICIÓN, CONFIANZA, SEGURIDAD.

INVOCAMOS A MARÍA, NUESTRA MADRE, QUE NOS ENSEÑE SU HUMILDE SABIDURÍA.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE, DICIENDO CON JESÚS: PADRE NUESTRO

CANTAMOS

Déjame nacer

Tú conoces la dureza en mi sentir

y la terquedad que hay en mi corazón.

Son las cosas que me alejaron de Ti, Señor,

dame vida nueva con tu amor.

 

Déjame nacer de nuevo,

Déjame nacer de nuevo,

Déjame nacer de nuevo, oh Señor.

No importa la edad que tenga,

Tú no la tienes en cuenta.

Déjame nacer de nuevo, oh Señor.

 

Tú conoces el pecado que hay en mí

y el dolor que dejo en mi corazón.

Por la muerte que he causado vuelvo a Ti, Señor,

Dame nueva vida en tu amor.

 

Autor: Ariel Glaser.  / Canta: Jimena Muñoz.

https://www.youtube.com/watch?v=8JD1ArjmbhQ

miércoles, 17 de marzo de 2021

TEMA, Cuaresma 2021/3

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TEMA: Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2021/3, 

 

Publicamos el Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de 2021 cuyo tema es «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén...» (Mt 20,18). Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridadEn esta entrega hablaremos de la caridad. *** 


La caridad, vivida tras las huellas de Cristo, mostrando atención y compasión por cada persona, es la expresión más alta de nuestra fe y nuestra esperanza. La caridad se alegra de ver que el otro crece. Por este motivo, sufre cuando el otro está angustiado: solo, enfermo, sin hogar, despreciado, en situación de necesidad… 


La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión.  


«A partir del “amor social” es posible avanzar hacia una civilización del amor a la que todos podamos sentirnos convocados. La caridad, con su dinamismo universal, puede construir un mundo nuevo, porque no es un sentimiento estéril, sino la mejor manera de lograr caminos eficaces de desarrollo para todos» (FT, 183). 


La caridad es don que da sentido a nuestra vida y gracias a este consideramos a quien se ve privado de lo necesario como un miembro de nuestra familia, amigo, hermano. Lo poco que tenemos, si lo compartimos con amor, no se acaba nunca, sino que se transforma en una reserva de vida y de felicidad.


 Así sucedió con la harina y el aceite de la viuda de Sarepta, que dio el pan al profeta Elías (cf. 1 R 17,7-16); y con los panes que Jesús bendijo, partió y dio a los discípulos para que los distribuyeran entre la gente (cf. Mc 6,30-44). Así sucede con nuestra limosna, ya sea grande o pequeña, si la damos con gozo y sencillez.  


Vivir una Cuaresma de caridad quiere decir cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de COVID-19. En un contexto tan incierto sobre el futuro, recordemos la palabra que Dios dirige a su Siervo: «No temas, que te he redimido» (Is 43,1), ofrezcamos con nuestra caridad una palabra de confianza, para que el otro sienta que Dios lo ama como a un hijo.


 «Sólo con una mirada cuyo horizonte esté transformado por la caridad, que le lleva a percibir la dignidad del otro, los pobres son descubiertos y valorados en su inmensa dignidad, respetados en su estilo propio y en su cultura y, por lo tanto, verdaderamente integrados en la sociedad» (FT, 187). 


 Queridos hermanos y hermanas: Cada etapa de la vida es un tiempo para creer, esperar y amar


Este llamado a vivir la Cuaresma como camino de conversión y oración, y para compartir nuestros bienes, nos ayuda a reconsiderar, en nuestra memoria comunitaria y personal, la fe que viene de Cristo vivo, la esperanza animada por el soplo del Espíritu y el amor, cuya fuente inagotable es el corazón misericordioso del Padre 


Que María, Madre del Salvador, fiel al pie de la cruz y en el corazón de la Iglesia, nos sostenga con su presencia solícita, y la bendición de Cristo resucitado nos acompañe en el camino hacia la luz pascual.    Francisco 


ACCIÓN

El Papa nos propone una Cuaresma de experiencia en la fe, en la esperanza y en la caridad. Repasa las ideas en que te has fijado y haz una práctica que las transforme en experiencia. Escribe una pequeña oración basada en ellas. Buen camino.