viernes, 11 de marzo de 2022

BUSCAD MI ROSTRO

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BUSCAD MI ROSTRO

GUÍA DE ORACIÓN,  Domingo 2º de Cuaresma - Ciclo C

GUÍA: El salmo 26 nos invita a buscar el rostro del Señor. Venimos con la vida que nos toca vivir y llegamos a tu santuario. Tu rostro es la salvación y la felicidad para los que te buscan. En el silencio te acogemos, nos sentimos acompañados y llenos de esperanza. Guárdanos en tu presencia y que tu rostro nos salve. SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, DE PRESENCIA, DE ENCUENTRO.

Lectura del libro del Génesis (15,5-12.17-18):

En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.»

Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.

El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.»

Él replicó: «Señor Dios, ¿Cómo sabré yo que voy a poseerla?»

Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»

Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.

Aquel día el Señor hizo alianza con Abran en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río.»

GUÍA: Miramos al cielo, a las estrellas. Tú haces la promesa a Abrán. Visualizamos el momento. Él ofrece su sacrificio y tú lo acoges. Tenemos la promesa de la vida, tú nos acompañas, nos envías, ofrecemos nuestra ofrenda. Gracias, Señor, porque nos amas y caminas con nosotros. SILENCIO DE ADMIRACIÓN, DE CONFIANZA, DE OFRENDA.

Sal 26,1.7-8a.8b-9abc.13-14

R/. El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es la defensa de mi vida,

¿quién me hará temblar? R/.


Escúchame, Señor, que te llamo;

ten piedad, respóndeme.

Oigo en mí corazón:

«Buscad mi rostro.» R/.

Tu rostro buscaré, Señor,

no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,

que tú eres mi auxilio. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,

ten ánimo, espera en el Señor. R/.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,17–4,1):

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

GUÍA: San Pablo dice: Somos ciudadanos del cielo. En la presencia de Dios avanzamos por la senda que exige el ser ciudadanos del reino de Dios. Todos hermanos y empeñados en esta ciudadanía y fieles a ella. Comportamiento de fidelidad y de amistad con El Señor, ha de distinguirnos. SILENCIO DE TOMA DE CONCIENCIA, DE SEGURIDAD, DE ARRAIGO.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,28b-36):

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.

Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.

Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»

Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

GUÍA: Vemos a Pedro, a Juan y a Santiago que van al monte con Jesús. Jesús ora al Padre. Moisés y Elías hablan de la muerte de Jesús. Participamos de la visión y nos sentimos unidos a la oración de Jesús. Escuchamos las voz del Padre: Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle. Adoramos y agradecemos. SILENCIO DE VISUALIZACIÓN, DE UNIÓN, DE ADORACIÓN.

HACEMOS SÍNTESIS DE NUESTRA ORACIÓN: LAS PALABRAS QUE TE QUEDAN SON…

AGRADECEMOS, ADORAMOS, OFRECEMOS.

INVOCAMOS A MARÍA PARA QUE NOS ACOMPAÑE EN EL CAMINO.

CON JESÚS, NOS DIRIGIMOS AL PADRE: PADRE NUESTRO…

CANTAMOS: Ciudadanos del cielo

CIUDADANOS DEL CIELO,MORADORES DE LA CASA DE DIOS,

CAMINAMOS HACIA EL PADRE,EN EL SEÑOR, POR EL ESPÍRITU.

1. Caminamos hacia el monte de Sion,

a la ciudad del Dios viviente,

a la Jerusalén celestial.


2. Caminamos hacia las miríadas de ángeles,

a la fiesta universal,

a la asamblea de primogénitos

inscritos en el cielo.

3. Caminamos hacia un Dios, juez universal,

hacia los espíritus de los justos,

hacia Jesús, mediador de la Nueva Alianza.

https://www.youtube.com/watch?v=OawyLATeK1M


5 comentarios:

  1. "Buscad mi rostro" Dios nos invita a buscarle y él viene al encuentro. Contemplamos estas dos acciones y nos dejamos captar por ellas. Buen día.

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  2. "Venimos con la vida que nos toca vivir y llegamos a tu santuario". Es todo oración, nos acogemos a ti y a tu providencia. cuida de tu pueblo, Señor.

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  3. «Así será tu descendencia.» Como las estrellas del cielo". Miramos al cielo y esperamos tu presencia tu gracia.

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  4. "Aquel día el Señor hizo alianza con Abran" La Alianza con nosotros también se hace fuerte. Pedimos fidelidad y agradecemos su confianza.

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  5. "Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber". Vivir la fidelidad de Dios, creer en él, nos acerca al Padre, al Hijo, y al Espíritu. Hacemos ejercicio.

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