viernes, 15 de marzo de 2024

METERÉ MI LEY EN SU PECHO



 

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METERÉ MI LEY EN SU PECHO


GUÍA DE ORACIÓN, Domingo 5º de Cuaresma - Ciclo B

GUÍA: Todos me conocerán. Será una alianza nueva. En el silencio del corazón te reconocemos. Recibimos el perdón de los pecados y te acogemos como padre y Señor. Espíritu de Dios, ven sobre nosotros, purifícanos, conviértenos a ti.  SILENCIO DE AMISTAD, DE FILIACIÓN, DE COMPROMISO.

Lectura del profeta Jeremías (31,31-34):


Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor–. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días –oráculo del Señor–: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "Reconoce al Señor." Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande –oráculo del Señor–, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.


GUÍA: Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en su corazón. Todo queda limpio y libre del mal. Una nueva alianza para caminar juntos en el camino que tú nos propones. Ser tu pueblo y tú serás nuestro Dios. En el silencio del corazón te reconocemos y acompañamos. SILENCIO DE CONOCIMIENTO, DE FIDELIDAD Y DE RESPUESTA.


Sal 50


R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,

por tu inmensa compasión borra mi culpa;

lava del todo mi delito,

limpia mi pecado. R/.


Oh Dios, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu. R/.


Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti. R/.


Lectura de la carta a los Hebreos (5,7-9):


Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

GUÍA: A pesar de ser Hijo aprendió, sufriendo a obedecer. Jesús, aquí estamos. Agradecemos tu misión salvadora, tu don perfecto al Padre. Todo es gracia para nosotros. Puedes avanzar por el camino de la pasión y unirnos a tu sufrimiento. Libéranos del mal. Fortalécenos en el bien. SILENCIO DE AGRADECIMIENTO, DE UNIÓN,  DE COMPAÑÍA. 

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,20-33):


En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, quisiéramos ver a Jesús.»

Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.

Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este. mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.»

Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.»

La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.

Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí.»

Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.


GUÍA: Estás en el camino de la misión. Todo se agolpa en torno a ti. Reconoces que vas al Padre. Abre, Señor, nuestros ojos para conocerte, nuestro corazón para amarte. Que nuestro arrepentimiento limpie los pecados y nos lleve hasta la vida eterna. SILENCIO DE PERDÓN, DE CONFIANZA, DE FE.


RECOGEMOS LA SÍNTESIS DE NUESTRA ORACIÓN: UNA FRASE PARA RECORDAR.

PRESENCIA, FE, AGRADECIMIENTO, RESPUESTA.

INVOCAMOS A MARÍA, NUESTRA MADRE, PARA QUE NOS ACOMPAÑE EN EL CAMINO.

CON JESÚS NOS DIRIGIMOS AL PADRE: PADRE NUESTRO…


CANTAMOS. 

PADRE, VUELVO A TI 

Querido Padre, cansado vuelvo a Ti, haz que conozca el don de tu amistad. Vivir por siempre el gozo del perdón, y en tu presencia tu fiesta celebrar. Pongo en tus manos mis culpas, ¡oh, Señor! Estoy seguro de que eres siempre fiel. Dame la fuerza para poder andar buscando en todo hacer tu voluntad.

 PADRE, YO BUSCO TU AMOR, PADRE, VUELVO A TI MIRA QUE TU HIJO SOY, PADRE, VUELVO A TI (2)

 Lo reconozco, a veces olvidé, que eres mi padre y que a mi lado estás, que soy tu hijo y me aceptas como soy; solo me pides: Vive en sinceridad. Quiero sentirte cercano a mí, Señor, oír tu voz, que me habla al corazón. Sentirme libre desde tu libertad, ser signo vivo de la fraternidad

https://www.youtube.com/watch?v=24LhmQYHShk

5 comentarios:

  1. "Meteré mi ley en su corazón" Con esta oración abrimos la voluntad para recibir el mandato del Señor. Ven Santo Espíritu.

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  2. Alcanzados por su ley y su misericordia nos vamos transformando en personas nuevas. Lo visualizamos y damos pasos con él.

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  3. "Una nueva alianza para caminar juntos en el camino que tú nos propones." Aquí estamos, confiamos en ti. Tu presencia es nuestra fortaleza.

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  4. "Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo." Seguimos al Señor. Disponemos nuestro corazón y caminamos con él. Oramos.

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  5. "Quiero sentirte cercano a mí, Señor, oír tu voz, que me habla al corazón. Sentirme libre desde tu libertad, ser signo vivo de la fraternidad" Sí, ahí estamos. Queremos pero somos flojos en la voluntad. Lo interiorizamos y pedimos al Espíritu Santo su fuerza.

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