REZA Y
COMPARTE
EL SEÑOR
ME AYUDA
GUÍA DE
ORACIÓN 15-09-24, XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
GUÍA: Las lecturas nos hablan de una confesión de fe. En nuestra oración avivamos esa fe y nos acercamos al Dios vivo. Ilumina, Señor, nuestra vida con tu Espíritu. Confiamos en ti. Eres el Dios que nos crea, nos salva y nos santifica. Guárdanos en tu paz y en tu verdad. Abrimos el corazón a su presencia. SILENCIO DE APERTURA, DE ILUMINACIÓN, DE GRACIA.
Lectura
del libro de Isaías (50,5-9a):
El Señor me
abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me
apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante
ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por
eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos.
¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda,
¿quién me condenará?
GUÍA: El Señor me ayuda, lo decimos con
Isaías y con Jesús que están en presencia de Dios y confían en él. El dolor, y
la persecución pueden aparecer en nuestra vida. La confianza y fe en la ayuda
de Dios para seguir adelante, es el apoyo que sostiene al justo. Interiorizamos
nuestras situaciones dolorosas o alegres y sigamos diciendo: El Señor me ayuda.
SILENCIO DE ENCUENTRO, DE CONOCIMIENTO, DE CONFIANZA.
Salmo
Sal 114,
1-2. 3-4. 5-6. 8-9
R/. Caminaré en presencia del
Señor
en el país de la vida.
Amo al
Señor,
porque escucha mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco. R/.
Me envolvían
redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida». R/.
El Señor es
benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó R/.
Arrancó mi
alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida. R/.
Lectura
de la carta del apóstol Santiago (2,14-18):
¿De qué le
sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa
fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y
faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare;
abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de
qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta.
Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo,
por las obras, te probaré mi fe.»
GUÍA: La fe si no tiene obras, por sí sola
está muerta. ¿Cuál es nuestra situación? Lo reflexionamos, dialogamos con el Señor,
nos sinceramos ante ella. Oramos. Haznos capaces de sentir tu voz, tus
necesidades junto con las nuestras. Que unamos fe y obras. Que tu gracia nos
encamine hacia ti en la vida . SILENCIO
DE TOMA DE CONCIENCIA, DE UNIÓN, DE ACCIÓN.
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (8,27-35):
En aquel
tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo;
por el camino, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los
profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.»
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que
ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y
resucitar a los tres días.»
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso
a increparlo.
Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi
vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse
conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el
que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por
el Evangelio la salvará.»
GUÍA: Jesús está ante su misión. Pedro le
confiesa Mesías, pero no entiende lo del sufrimiento. Jesús le aleja porque no
entiende la misión del Mesías. Una serie de momentos que reflejan estados de
alma y consciencia de la fe. En nuestra vida también se dan. Ante el señor, hacemos
nuestra oración. ¿Qué le pedimos, quién es para nosotros? SILENCIO DE
COMPRENSIÓN, DE ILUMINACIÓN, DE MANIFESTACIÓN.
ESCUCHAMOS
A JESÚS, COMPRENDEMOS SUS PALABRAS, OFRECEMOS LO QUE SOMOS Y TENEMOS.
ACLAMAMOS
AL ESPÍRITU SANTO Y PEDIMOS SU PRESENCIA.
INVOCAMOS
A MARÍA, QUE ELLA NOS ENSEÑE El CAMINO HACIA JESÚS Y HACIA EL PADRE.
NOS
DIRIGIMOS AL PADRE COMO HIJOS, CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO.
CANTAMOS:
Jesús es, Jesús es Señor, Jesús es, Jesús es Señor, Jesús es, Jesús es Señor... Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, aleluya... Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios, gloria a Dios, gloria, gloria a Dios, gloria a Dios, gloria, gloria a Dios... Jesús es, Jesús es Señor...
"El Señor me ayuda" Nos enseña a confiar en Dios. Lee despacio cada fragmento o parte que te gusta. ¿Qué te dice a ti? ¿Lo puedes relacionar con tu vida? Silencio, oración, acción. Confía.
ResponderEliminar"Pedro le confiesa Mesías, pero no entiende lo del sufrimiento." Nos puede pasar a nosotros. Gloria de Dios y bien de los hermanos pasan por la cruz de cada día. Lo reflexionamos y oramos. Caminemos con él.
ResponderEliminar«El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga." Jesús sigue llamando. ?¿Reconoces su voz? Espíritu Santo ayúdanos a conocerte y danos docilidad para que puedas transformar nuestra vida.
ResponderEliminarS 114, "Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida." Una oración que hace el salmista y la hacemos nosotros. El jEspíritu santo nos hace descubrir la presencia de Dios en la vida de cada día. La visualizamos, agradecemos y cominamos con él. Buen día.
ResponderEliminar"Mirad, el Señor me ayuda, ¿Quién me condenará?" La fe nos ayuda a confiar, a ser fuertes según requiere cada momento.
ResponderEliminar. "El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes" confía en el Señor.el está contigo. Gracias, Jesús.
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