viernes, 24 de octubre de 2025

EL SEÑOR NO TARDARÁ

 

REZA Y COMPARTE

 

EL SEÑOR NO TARDARÁ

 

GUÍA DE ORACIÓN, XXX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

 

GUÍA:  Estamos ante ti, Señor, sentimos tu presencia en la vida y te damos gracias por ti y por todo lo que preparas en torno a ti. No tardarás. Estás con nosotros. En nuestra oración queremos abrirnos a tu voz y a tu voluntad de padre bueno, para todos sus hijos. Ven Espíritu Santo y condúcenos por tus sendas. SILENCIO DE TOMA DE CONCIENCIA, DE PRESENCIA, DE AMOR DE HIJOS.

 

Lectura del libro del Eclesiástico (35,12-14.16-18):

EL Señor es juez,
y para él no cuenta el prestigio de las personas.
Para él no hay acepción de personas en perjuicio del pobre,
sino que escucha la oración del oprimido.
No desdeña la súplica del huérfano,
ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento.
Quien sirve de buena gana, es bien aceptado,
y su plegaria sube hasta las nubes.
La oración del humilde atraviesa las nubes,
y no se detiene hasta que alcanza su destino.
No desiste hasta que el Altísimo lo atiende,
juzga a los justos y les hace justicia.
El Señor no tardará.

 

GUÍA: Escuchamos tu Palabra. No hay diferencias en tu proceder. Nos amas. No alejas al pobre o das preferencia al rico. La oración del humilde atraviesa las nubes. Haces justicia en misericordia y nos salvas. Tu Espíritu es luz para nosotros y consuelo para los afligidos. Visualizamos nuestro camino y respuesta. Nos encaminamos hacia ti. SILENCIO DE COMPAÑÍA, DE CONFIANZA, DE FE.

 

Salmo

Sal 33,2-3.17-18.19.23

R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó

V/. Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren R/.

V/. El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.

V/. El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R/.

 

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,6-8.16-18):

Querido hermano:
Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente.
He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe.
Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación.
En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta!
Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león.
El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

GUÍA: Pablo está preparado para su partida de este mundo. Su fe le lleva a confiar y a seguir el camino emprendido. Nuestras acciones nos preparan para vivir de acuerdo con lo que Dios quiere. Reflexionamos, dialogamos y actuamos. Confía. SILENCIO DE COMPRENSIÓN,DE INTERIORIZACIÓN, DE BÚSQUEDA.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,9-14):

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
“Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

 

GUÍA: Colócate en la escena, ¿con quién te identificas? ¿Eres más como el fariseo o como el publicano? Reconoce cómo oras: ¿Pides, exiges, o pides perdón y reconoces tus fallos? SILENCIO DE ENCUENTRO, DE PERDÓN, DE HUMILDAD.

 

PRESENTAMOS NUESTRA ORACIÓN, ABRIMOS EL CORAZÓN AL ESPÍRITU SANTO PARA RECIBIR SU ILUMINACIÓN.

HABLAMOS EN EL SILENCIO DEL CORAZÓN Y RECONOCEMOS LA PRESENCIA DEL DIOS MISERICORDIOSO.

INVOCAMOS A MARÍA, MADRE Y MAESTRA DE ORACIÓN. ESCUCHAMOS SU VOZ.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO

 

CANTAMOS:

 

Tú, Señor, que enciendes las estrellas, Tú, que al sol le das su resplandor,

Tú, que cuidas del pájaro perdido que va buscando un nido

guiado por tu amor.

 

Tú, que siembras rosas y trigales,

Tú, que al lirio vistes de esplendor,

nos proteges, Señor, con más cariño,

pues, quieres más a un niño

que al pájaro y la flor.

 

/ Padre bueno, Dios alegre

primavera y manantial;

Dios hermano, Dios amigo,

Padre nuestro celestial /2

 

Tú, Señor, que velas por el pobre

y al humilde das tu protección,

al que amas le ofreces un tesoro

que vale más que el oro,

le das tu corazón.

 

Tú, Señor, que alumbras mi camino,

Tú, que escuchas siempre mi oración,

en tu amor pongo yo mi confianza,

renace mi esperanza,

se acuna mi canción.

 

/ Padre bueno, Dios alegre

primavera y manantial;

Dios hermano, Dios amigo,

Padre nuestro celestial /2

 

Padre nuestro, Dios alegre.

 

Fuente:   https://youtu.be/l52C4xfk7g0

2 comentarios:

  1. "El Señor no tardará" Hacemos oración, alabamos, pedimos, buscamos perdón, damos gracias, proponemos nuevas metas. Padre, Dios, acompaña nuestra oración y eleva nuestros corazones a ti. enséñanos a llevarlo a la vida.

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  2. "Oh Dios, ten compasión de mi" Oración del publicano. La repetimos y confiamos en su misericordia. Ayúdanos a vivir cada día.

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