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viernes, 24 de mayo de 2019

HAREMOS MORADA EN ÉL


REZA Y COMPARTE

HAREMOS MORADA EN ÉL

GUÍA DE ORACIÓN 26-05-19

GUÍA: Ven Espíritu Santo, ven, ilumina nuestra  mente y  nuestro corazón.  Aquí estoy, habla, Señor, que tu siervo escucha, queremos decir como Samuel. Dejamos que su presencia nos llene y derrame sus dones de paz y confianza. Espíritu Santo, ayuda nuestra oración, nuestro encuentro y nuestra respuesta. SILENCIO DE ORACIÓN, DE ESPERNZA Y DE ENCUENTRO.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-2.22-29):

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé.
Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras.
Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»

GUÍA: Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros… La fórmula pone de manifiesto el  estudio que han hecho. Padre, aquí estamos. A veces, tenemos que discernir y decidir. Te pedimos tu presencia y que estés con nosotros en toda situación de confrontación. Haz que veamos claro y nos unamos a lo que inspira el Espíritu.  SILENCIO DE CONOCIMIENTO, DE DECISIÓN Y COMPROMISO.

Del libro del Apocalipsis (21,10-14.21-23):

El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

GUÍA: “Que te alaben los pueblos” Lo decimos con el salmista y deseamos que la gloria de Dios llene la tierra. Admiramos su presencia y la sentimos como don para  nosotros y para  todos los creyentes. El Padre llega al Hijo, lo plenifica, acoge su amor. SILENCIO DE ADMIRACIÓN, DE ACOGIDA Y ESPERANZA.

Del santo evangelio según san Juan 14,23-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»

GUÍA:  El que me ama, guardará mi palabra. Mi Padre lo amará y vendremos a él. Haremos morada en él. Amados por el Padre, habitados por él, caminamos confortados y alegres por su presencia. Captamos las palabras de Jesús y contemplamos lo importante que es el guardar la palabra de Jesús. SILENCIO DE ESCUCHA, DE ENCUENTRO, DE ENTREGA.

HACEMOS SÍNTESIS DE NUESTRA ORACIÓN: UNA FRASE PARA REPETIR.

AGRADECEMOS, CONFIAMOS, OFRECEMOS, DECIDIMOS.

INVOCAMOS A MARÍA MADRE Y MAESTRA DE FE Y ORACIÓN.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LAS PALABRAS DE JESÚS: PADRE NUESTRO…

CANTAMOS

Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor.

Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador.

Él llamó a mi puerta,/me invitó a compartir su heredad./Seguiré a su lado,/llevaré su mensaje de paz.
Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor.

Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador.

Ayudó al enfermo y le trajo la felicidad./Defendió al humilde,/combatió la mentira y el mal.
Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor.
Día y noche (Creo en Jesús).
El está a mi lado (Creo en Jesús).
Sigo sus palabras (Creo en Jesús).
Doy por Él la vida (Creo en Jesús).
Es mi salvador.
Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor.
Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador.
Enseñó a Zaqueo a partir su hacienda y su pan./Alabó a la viuda porque dio cuanto pudo ella dar.

Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor

Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador.

Aleluya (Creo en Jesús).
Él es el mesías (Creo en Jesús).
Él es mi esperanza (Creo en Jesús).
Vive para siempre (Creo en Jesús).
Es mi salvador.
Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor
Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador.

Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor

Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador. 


viernes, 12 de abril de 2019

BENDITO EL REY QUE VIENE

REZA Y COMPARTE

BENDITO EL REY QUE VIENE

GUÍA DE ORACIÓN 14-04-19

GUÍA: Es en la oración donde hacemos espacio al Rey que viene. La liturgia nos ayuda a vivir estos misterios. Jesús sobre un pollino entra en Jerusalén. Un rey humilde que viene en nombre del Señor. Nos unimos a la gente. Aclamamos a Jesús. Nos sentimos súbditos de su reinado. Liberados de la esclavitud y gozosos de su victoria sobre el mal. Jesús, aquí estamos. Queremos estar contigo. SILENCIO DE GLORIA, DE CAMINO, DE CONVERSIÓN.

Del libro de Isaías (50,4-17):

El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos.
El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes ni salivazos.
El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

GUÍA: Bendito el que viene en nombre del Señor. Nuestra oración sigue acompañándote. Te vemos identificado con las palabras de Isaías: Yo no me resistí, ni me eché atrás. Contemplamos tu situación, estamos ahí contigo Nos alejamos de ti  con frecuencia. . Limpia nuestro pecado, conviértenos hacia el  Padre. SILENCIO DE ACLAMACIÓN, DE CONTEMPLACIÓN DE  PERDÓN.

De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo Jesús, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de si mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres.
Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.



GUÍA: Se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo. Ahí muestras tu grandeza.  Te admiramos dispuesto a ser obediente al Padre. Nos unimos a tu obediencia. Reconocemos “tu nombre sobretodo nombre”. Acogemos  tu presencia salvadora y decimos: Jesucristo es el Señor,  para gloria de Dios Padre. SILENCIO DE ADMIRACIÓN DE UNIÓN Y DE RECONOCIMIENTO.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (22,14–23,56):

En aquel tiempo, los ancianos del pueblo, con los jefes de los sacerdotes y los escribas llevaron a Jesús a presencia de Pilato.
No encuentro ninguna culpa en este hombre
C. Y se pusieron a acusarlo diciendo
S. «Hemos encontrado que este anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos
al César, y diciendo que él es el Mesías rey».
C. Pilatos le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. El le responde:
+ «Tú lo dices».
C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:
S. «No encuentro ninguna culpa en este hombre».
C. Toda la muchedumbre que había concurrido a este espectáculo, al ver las cosas que habían ocurrido, se volvía dándose golpes de pecho.
Todos sus conocidos y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea se mantenían a distancia, viendo todo esto.
C. Pero ellos insitían con más fuerza, diciendo:
S. «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde que comenzó en Galilea hasta llegar aquí».
C. Pilato, al oírlo, preguntó si el hombre era galileo; y, al enterarse de que era de la jurisdicción de Herodes,
que estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días, se lo remitió.
Herodes, con sus soldados, lo trató con desprecio
C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento, pues hacía bastante tiempo que deseaba verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hacía muchas preguntas con abundante verborrea; pero él no le contestó nada.
Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco.
Herodes, con sus soldados, lo trató con desprecio y, después de burlarse de él, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos entre sí Herodes y Pilato, porque antes estaban enemistados entre si.
Pilato entregó a Jesús a su voluntad 
. Pilato, después de convocar a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, les dijo:
S. «Me habéis traído a este hombre como agitador del pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas de que lo acusáis; pero tampoco Herodes, porque nos lo ha devuelto: ya veis que no ha hecho nada digno de muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».
C. Ellos vociferaron en masa:
S. «¡Quita de en medio a ese! Suéltanos a Barrabás».
C. Este había sido metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.
Pilato volvió a dirigirles la palabra queriendo soltar a Jesús, pero ellos seguían gritando:
S. «¡Crucifícalo, crucifícalo!».
C. Por tercera vez les dijo:
S. «Pues ¿qué mal ha hecho este? No he encontrado en él ninguna culpa que merezca la muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».
C. Pero ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo su griterío.
Pilato entonces sentenció que se realizara lo que pedían: soltó al que le reclamaban (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí.
C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.
Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él.
Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
+ «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que vienen días en los que dirán: "Bienaventuradas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado". Entonces empezarán a decirles a los montes: "Caed sobre nosotros", y a las colinas: "Cubridnos"; porque, si esto hacen con el leño verde, ¿que harán con el seco?».
C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
C. Y cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera»,
 lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús decía:+ «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
C. Hicieron lotes con sus ropas y los echaron a suerte.
Este es el rey de los judíos
C. El pueblo estaba mirando, pero los magistrados le hacían muecas diciendo:
S. «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
C. Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
S. «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
C. Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos».
Hoy estarás conmigo en el paraíso
C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
S. «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
C. Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
S. «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada».
C. Y decía:
S. «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
C. Jesús le dijo:
+ «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu
C. Era ya como la hora sexta, y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra, hasta la hora nona, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:
+ «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu».
C. Y, dicho esto, expiró.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa
C. El centurión, al ver lo ocurrido, daba gloria a Dios diciendo:
S. «Realmente, este hombre era justo».

GUÍA:  Las escenas se suceden: Traición, acusación, condena, camino del calvario, crucifixión. ¿Qué parte ponemos en cada una de ellas?  Nuestro pecado ha caído sobre ti. No merecemos ser llamados hijos. Cambia nuestro corazón .  Te acompañamos, aceptamos tu perdón y misericordia.
Danos fe para confesarte, amor para quererte, fortaleza para  estar contigo.  SILENCIO DE FE, DE AMOR, DE COMPROMISO.

RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN CON UNA FRASE PARA RECORDAR.

CON EL ESPÍRITU CONFIAMOS, DAMOS GRACIAS, OFRECEMOS

INVOCAMOS A MARÍA, MADRE QUE ENSEÑA.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE  JESÚS: PADRE NUESTRO

CANTAMOS

¡Qué alegría cuando me dijeron:
Vamos a la casa del Señor.
Ya están pisando nuestros pies,
 Tus umbrales, Jerusalén!

Jerusalén está fundada,
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
 las tribus del Señor.

Según la costumbre de Israel,
 a celebrar  el nombre del Señor.
 En ella están los tribunales de justicia,
 en el palacio de David.
  

viernes, 29 de marzo de 2019

¡QUÉ BUENO ES EL SEÑOR!


REZA Y COMPARTE

¡QUÉ BUENO ES EL SEÑOR!     

GUÍA DE ORACIÓN 31-03-19

GUÍA: ¡Qué bueno es el Señor! Decimos con el salmista. Bueno con nosotros y  bueno  en Egipto.  Bueno en la presencia salvadora de Jesús, en nuestro interior y en nuestra conciencia. Le reconocemos como hijos y le  alabamos como Padre. Agradecemos su amor de cada día. Dejamos un tiempo de silencio. SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, DE SEGURIDAD, DE GRACIAS

Del libro de Josué (5,9a.10-12):

En aquellos días, dijo el Señor a Josué:
- «Hoy os he quitado de encima el oprobio de Egipto.»
Los hijos de Israel acamparon en Guilgal y celebraron allí la Pascua al atardecer del día catorce del mes, en la estepa de Jericó.
El día siguiente a la Pascua, comieron ya de los productos de la tierra: ese día, panes ácimos y espigas tostadas.
Y desde ese día en que comenzaron a comer de los productos de la tierra, cesó el maná. Los hijos de Israel ya no tuvieron maná, sino que ya aquel año comieron de la cosecha de la tierra de Canaán.




GUÍA: ¡Qué bueno es el Señor!  Nos libró del oprobio de Egipto y de la esclavitud. Ellos dejan de comer maná para comer los frutos de  la tierra prometida. ¿Cuál es nuestra tierra prometida? Jesús es el pan nuevo que nos alimenta  en la Eucaristía. Que comamos este pan que sacia el hambre hasta la vida eterna. Acojamos el pan del cielo, saciemos el hambre y la sed de la vida. Hacemos nuestras estas palabras. Escuchamos al Señor. SILENCIO DE ACOGIDA, ACEPTACIÓN, OFRENDA.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,17-21):

Hermanos: Si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo .
Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.
Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirles cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de  nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios. 

GUÍA: ¡Qué bueno es el Señor! El que es de Cristo es una criatura nueva, salvada, reconciliada con el Padre, con el prójimo,  consigo mismo. Somos de Cristo por el Bautismo. Lo confirmamos  en la fe.  Recorremos estos pasos de reconciliación  por medio de Jesucristo. Él nos dice: Dejaos reconciliar con Dios. Jesús hecho pecado, expía nuestros pecados para que recibamos la salvación de Dios. Acojamos estas palabras y la unión con Jesús. SILENCIO DE ACOGIDA, DE RECONCILIACIÓN, DE UNIÓN.

Del santo evangelio según san Lucas (15, 1-3.11-32):
En aquel tiempo, solían acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
- «Ese acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: - «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna."El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo,  se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros. "
Se levantó y vino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo, " Pero el padre dijo a sus criados:
"Sacad en seguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron a celebrar el banquete                                                                                       
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Este le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud."
El se indignó y no quería entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su padre:
"Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado."
El padre le dijo: "Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo 


hemos encontrado"».





GUÍA: Nos vemos representados por los dos hermanos. Nos situamos en el papel de hijo menor, que pide el dinero y se va de casa. Libertinaje, derrocha el dinero y tiene hambre, necesidad. Cuando nos alejamos de Dios, parece que lo podemos todo pero también sentimos el hambre y decidimos volver. Que seamos recibidos como hijos en el abrazo del Padre, nos da la alegría y el perdón. Sintamos profundamente en nuestro interior. Visualizamos nuestras relaciones con el Padre Dios.
¿Alguna vez, como el hermano mayor, nos quejamos de otros? Con el Padre, es preciso  celebrar  el banquete y alegrarse porque el hermano ha vuelto, porque ha vuelto a la vida. SILENCIO DE PERDÓN, DE GRACIAS, DE ALEGRÍA.

RECOGEMOS NUESTROS SENTIMIENTOS Y ORACIÓN. UNA FRASE NOS AYUDA A RECORDARLA

CALLAMOS, ESCUCHAMOS, PEDIMOS PERDÓN, DAMOS GRACIAS.

INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE ¿QUÉ LE DECIMOS?

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LAS PALABRAS DE JESÚS. PADRE NUESTRO…

CANTAMOS

Sí, me levantaré
        Sí, me levantaré,/volveré junto a mi padre.

A Ti, Señor, elevo mi alma,/Tú eres mi Salvador.

Mira mi angustia, mira mi pena,/dame la gracia de tu perdón.

Mi corazón busca tu Rostro;/oye mi voz, Señor, ten piedad.

A Ti, Señor, te invoco y te llamo,/Tú eres mi roca, oye mi voz.

No pongas fin a tu ternura,/haz que me guarde siempre tu Amor.

Sana mi alma y mi corazón,/porque pequé Señor contra Ti.

Piedad de mí, oh Dios de ternura/sana mi alma, oh Salvador.

Tú sabes bien Señor mis pecados/ante tus ojos todos están.

Como el vigía espera la aurora,/así mi alma espera al Señor.

Vuelve Señor, vuelve a nosotros/somos tus hijos, tennos piedad.

Abre mis labios para cantarte,/dame el gozar de la libertad.

Feliz el hombre a quien Dios perdona,/todas sus faltas, todo su error.

Aunque mis padres me abandonaran,/me acogería siempre mi Dios.

Tú mi alegría, Tú mi refugio,/todos los santos te cantarán.

Mi corazón te canta y exulta,/te alabaré por la eternidad.



viernes, 15 de marzo de 2019

OS DARÉ ESTA TIERRA


REZA Y COMPARTE

"OS  DARÉ ESTA TIERRA"

GUÍA DE ORACIÓN 17-03-19

GUÍA: Presentamos nuestro corazón humilde  ante el Señor.  Su luz limpia toda oscuridad. Acogemos su verdad y su promesa. Os daré esta tierra. Nuestra historia se escribe en ella y la compartimos. El Padre, el Hijo y el Espíritu nos colman con su gracia y su amor.  SILENCIO DE ACOGIDA Y PERDÓN.

Del libro del Génesis (15,5-12.17-18):

En aquellos días, Dios sacó afuera a Abrán y le dijo: «Mira al cielo; cuenta las estrellas, si puedes.»
Y añadió: «Así será tu descendencia.» Abrán creyó al Señor, y se le contó en su haber.
El Señor le dijo: «Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra.»
Él replicó: «Señor Dios, ¿cómo sabré yo que voy a poseerla?»
Respondió el Señor: «Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.»
Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El sol se puso y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.
Aquel día el Señor hizo alianza con Abran en estos términos: «A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río.»

GUÍA: Cuenta el número de las estrellas…así será tu descendencia. Abrán escucha pero también pregunta. ¿Cómo sabré que voy a poseerla?. Dios le pide confianza. Hacen un sacrificio y queda sellada la Alianza. Su promesa se derrama sobre la fe y la confianza de Abrán. Confiamos también nosotros y nos acercamos a Él. SILENCIO DE ESCUCHA, DE CONFIANZA, DE PROMESA.


De la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,17–4,1):

Seguid mi ejemplo, hermanos, y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros. Porque, como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos, hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas. Sólo aspiran a cosas terrenas. Nosotros, por el contrario, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo. Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.

GUÍA: La espera y esperanza de Cristo transforman la vida de los creyentes. Viene como salvador, y  transforma la vida con su gloria. Nos visualizamos rodeados por su poder salvador. Agradecemos su búsqueda  de la humanidad para transformar el pecado en perdón, la oscuridad en luz. SILENCIO DE ENCUENTO, CONFIANZA Y DE LUZ.

Del santo evangelio según san Lucas (9,28b-36):

En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. 

GUÍA: Nos encontramos con Jesús en su oración al Padre. Oímos la voz del Padre que nos quiere oyentes y obedientes a su Hijo amado Jesús.  Agradecemos su manifestación, su amor a Jesús y a la humanidad, su gloria manifestada   y la gloria  de los oyentes de su Hijo amado.  Gracias, Padre, por tu presencia en Jesús, por tu presencia en nuestra oración. SILENCIO DE ADMIRACIÓN, DE AGRADECIMIENTO, DE ESPERANZA

RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN EN UNA FRASE PARA RECORDAR.

AGRADECEMOS, ALABAMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS

INVOCAMOS A MARÍA NUESTRA MADRE

NO S DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO

CANTAMOS:

Camina, pueblo de Dios./Camina, pueblo de Dios.
Nueva ley, Nueva Alianza/ en la Nueva Creación.
Camina, pueblo de Dios./ Camina, pueblo de Dios.

Mira allá en el Calvario,/en la roca hay una cruz.
Muerte que engendra la vida,/nuevos hombres, nueva luz.
Cristo nos ha salvado/ con su muerte y resurrección.
Todas las cosas renacen/ en la nueva creación.

Camina, pueblo de Dios...

Cristo toma en su cuerpo/ el pecado, la esclavitud.
Al destruirlos nos trae/ una nueva plenitud.
Pone en paz a los hombres,/ a las cosas y al Creador.
Todo renace a la vida/ en la nueva creación.

Camina, pueblo de Dios...

Cielo y tierra se abrazan,/ nuestra alma halla el perdón.
Vuelven a abrirse los cielos/ para el hombre pecador.
Israel peregrino, /vive y canta tu redención.
Hay nuevos mundos abiertos/ en la nueva creación.