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viernes, 7 de junio de 2019

VEN ESPÍRITU DIVINO



REZA Y COMPARTE

VEN ESPÍRITU DIVINO

GUÍA DE ORACIÓN 09-06-2019

GUÍA: Ven Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Nos abrimos a tu luz, a tu amor. Padre amoroso del pobre, don en tus dones espléndido. Luz que penetras las almas, fuente del mayor consuelo.
Estamos aquí, somos tu templo. Tú, huésped, del alma. Te acogemos, fortalécenos. SILENCIO DE PRESENCIA, DE ACOGIDA, DE LUZ.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles (2,1-11):

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.
Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:
«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».
GUÍA: Se llenaron todos del Espíritu santo. El hecho nos admira y entusiasma. El Espíritu llega para todos, si se abre el corazón y la mente para recibirle. Entonces hubo consciencia de su venida, se da la comunicación con todos los presentes, cada uno los oye en su propia lengua. Los encontró dispuestos a recibir la buena Noticia. Ahora nos toca a nosotros estar abiertos, recibirlo. ¿Nos consideramos agraciados por ese don? ¡Espíritu Santo ven! SILENCIO DE APERTURA, DE ENCUENTRO, DE  ENTREGA.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,3b-7.12-13):

HERMANOS:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.
Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.
Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
GUÍA: Nadie puede decir Jesús es Señor, sino por el Espíritu Santo. Toda fe y confianza vienen del Espíritu y llenan el corazón creyente. Acogemos su presencia, sentimos su fortaleza, su unión con Jesús salvador y con los hermanos salvados. SILENCIO DE VERDAD, DE PRESENCIA, DE UNIÓN
Secuencia

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequia,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.


Del santo evangelio según san Juan (20,19-23):

AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

GUÍA: ¡Paz a vosotros! …y se llenaron de alegría. Recibimos la paz de Jesús. Una paz que facilita la convivencia y la unión en los corazones. Descubrimos la unión a nuestro alrededor, en los grupos humanos, en la Iglesia, en la sociedad. La pedimos para todos. Tocados por el Espíritu, recibimos el soplo de Espíritu de Jesús. También somos enviados por Jesús y por el Padre a nuestra misión y tarea. SILENCIO DE PAZ, DE UNIFICACIÓN, DE ENVÍO.

RECOGEMOS NUESTROS SENTIMIENTOS Y ORACIÓN. Una frase ayuda.

CONFIAMOS, AMAMOS, DAMOS GRACIAS, PROPONEMOS.

RECONOCEMOS AL PADRE DIOS: PADRE NUESTRO.

INVOCAMOS A MARÍA, MADRE Y AUXILIADORA.

CANTAMOS
¡Espíritu Santo ven!
.


viernes, 24 de mayo de 2019

HAREMOS MORADA EN ÉL


REZA Y COMPARTE

HAREMOS MORADA EN ÉL

GUÍA DE ORACIÓN 26-05-19

GUÍA: Ven Espíritu Santo, ven, ilumina nuestra  mente y  nuestro corazón.  Aquí estoy, habla, Señor, que tu siervo escucha, queremos decir como Samuel. Dejamos que su presencia nos llene y derrame sus dones de paz y confianza. Espíritu Santo, ayuda nuestra oración, nuestro encuentro y nuestra respuesta. SILENCIO DE ORACIÓN, DE ESPERNZA Y DE ENCUENTRO.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-2.22-29):

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé.
Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras.
Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»

GUÍA: Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros… La fórmula pone de manifiesto el  estudio que han hecho. Padre, aquí estamos. A veces, tenemos que discernir y decidir. Te pedimos tu presencia y que estés con nosotros en toda situación de confrontación. Haz que veamos claro y nos unamos a lo que inspira el Espíritu.  SILENCIO DE CONOCIMIENTO, DE DECISIÓN Y COMPROMISO.

Del libro del Apocalipsis (21,10-14.21-23):

El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

GUÍA: “Que te alaben los pueblos” Lo decimos con el salmista y deseamos que la gloria de Dios llene la tierra. Admiramos su presencia y la sentimos como don para  nosotros y para  todos los creyentes. El Padre llega al Hijo, lo plenifica, acoge su amor. SILENCIO DE ADMIRACIÓN, DE ACOGIDA Y ESPERANZA.

Del santo evangelio según san Juan 14,23-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»

GUÍA:  El que me ama, guardará mi palabra. Mi Padre lo amará y vendremos a él. Haremos morada en él. Amados por el Padre, habitados por él, caminamos confortados y alegres por su presencia. Captamos las palabras de Jesús y contemplamos lo importante que es el guardar la palabra de Jesús. SILENCIO DE ESCUCHA, DE ENCUENTRO, DE ENTREGA.

HACEMOS SÍNTESIS DE NUESTRA ORACIÓN: UNA FRASE PARA REPETIR.

AGRADECEMOS, CONFIAMOS, OFRECEMOS, DECIDIMOS.

INVOCAMOS A MARÍA MADRE Y MAESTRA DE FE Y ORACIÓN.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LAS PALABRAS DE JESÚS: PADRE NUESTRO…

CANTAMOS

Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor.

Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador.

Él llamó a mi puerta,/me invitó a compartir su heredad./Seguiré a su lado,/llevaré su mensaje de paz.
Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor.

Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador.

Ayudó al enfermo y le trajo la felicidad./Defendió al humilde,/combatió la mentira y el mal.
Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor.
Día y noche (Creo en Jesús).
El está a mi lado (Creo en Jesús).
Sigo sus palabras (Creo en Jesús).
Doy por Él la vida (Creo en Jesús).
Es mi salvador.
Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor.
Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador.
Enseñó a Zaqueo a partir su hacienda y su pan./Alabó a la viuda porque dio cuanto pudo ella dar.

Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor

Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador.

Aleluya (Creo en Jesús).
Él es el mesías (Creo en Jesús).
Él es mi esperanza (Creo en Jesús).
Vive para siempre (Creo en Jesús).
Es mi salvador.
Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor
Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador.

Creo en Jesús, creo en Jesús/Él es mi amigo, es mi alegría,/Él es mi amor

Creo en Jesús, creo en Jesús,/Él es mi Salvador. 


viernes, 10 de mayo de 2019

ESCUCHAN MI VOZ


REZA Y COMPARTE

ESCUCHAN MI VOZ

GUÍA DE ORACIÓN 12-05-19

GUÍA: Jesús se presenta como Buen Pastor. En el interior reconocemos su voz. Él conduce a sus ovejas, nos conduce a nosotros. El Padre pone en sus manos el bien  de las ovejas. El Espíritu nos fortalece en la fe y nos asegura en la esperanza, nos aviva la caridad. ¿Qué podemos  decirte, Jesús, y a ti Padre, y a ti Espíritu  Santo?  Presentamos nuestros deseos. Escuchamos su voz. SILENCIO DE ATENCIÓN, DE ACOGIDA, DE SEGUIMIENTO

Del libro de los Hechos de los apóstoles (13,14.43-52):

En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquia de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

GUÍA: Pablo y Bernabé predican a Jesús resucitado. Comprenden a los judíos, pero ellos no los reciben. Se sienten enviados a los gentiles. Y el Espíritu hace su obra. También los gentiles reciben al Espíritu Santo.  Sienten su alegría. La fuerza del Espíritu los conduce a otros lugares. Damos gracias a dios por su presencia  en tantas personas de bien. Analizamos la acción de Dios en nosotros y la aceptamos. SILENCIO DE FE, COMUNICACIÓN, ENVÍO.

Lectura del libro del Apocalipsis (7,9.14b-17):

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos.
Y uno de los ancianos me dijo: «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.


GUÍA: Estos son los que vienen de la gran tribulación. Elegidos y transmisores de la fe. Lavaron sus túnicas en la sangre del cordero. Jesús con el Padre purifica y consagra. Los conducirá a fuentes de agua viva. Jesús llenando la escena, limpia las  lágrimas de nuestros ojos. Nos introducimos en la escena y adoramos.  SILENCIO DE ESPERANZA, DE SALVACIÓN, DE ENTREGA.

Lectura del santo evangelio según san Juan (10,27-30):

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

GUÍA:  Escuchan  mi voz, yo las conozco, ellas me siguen. Recibir la voz de Dios en nosotros, en nuestra conciencia, obedecerle, nos hace uno con el Padre. Todo acariciado por el don del Espíritu.  Ovejas que hacen camino con Jesús, Buen Pastor.  Creador de buenas relaciones, creador de santidad. SILENCIO DE PRESENCIA, DE CONOCIMIENTO, DE UNIÓN.

RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN, LA SINTETIZAMOS EN UNA FRASE PARA RECORDAR.

ADMIRAMOS, AGRADECEMOS, AMAMOS, NOS SENTIMOS ENVIADOS.

INVOCAMOS  A MARÍA, MADRE Y AMIGA.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE: PADRE NUESTRO

 CANTAMOS
 ¡ Que mañana de Luz !

¡ Que mañana de luz recién amanecida!

Resucitó  Jesús y nos llamó a la vida

Despertad es hora de nacer,
es hora de vivir la vida nueva,
la Gracia del Señor.

No lloréis, en la boca un cantar

y un puesto para el gozo y la Esperanza

en cada corazón.

Caminad al viento de la Fe, sembrando de

ilusión vuestro sendero, viviendo del Amor

No temáis: Cristo nos salvo, la muerte ya

no hiere a sus amigos

Jesús resucitó

viernes, 3 de mayo de 2019

¿ME QUIERES?


REZA Y COMPARTE

¿ME QUIERES?

GUÍA DE ORACIÓN 05-05-19

GUÍA: ¿ Me quieres? Le pregunta Jesús a Pedro. Hoy venimos ante ti, Señor, dispuestos a expresar nuestra amistad  y amor. En este rato, cerca de Jesús, escuchamos sus preguntas y damos nuestras respuestas. Veamos cómo contestamos, cómo recibimos al Señor resucitado. SILENCIO DE PRESENCIA, CONFIANZA, RESPUESTA.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27b-32.40b-41):

En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: «¿No os hablamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»
Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.
                               GUÍA: Los apóstoles siguen confesando que Jesús ha resucitado y sigue haciendo nuevos creyentes. Jesús se extiende entre  el pueblo. El sumo sacerdote les prohíbe hablar en su nombre pero ellos consideran que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Ante Jesús presentamos nuestra forma de hacer, nuestra fe y cómo anunciamos la experiencia. Confiamos en su ayuda para ser buenos testigos. SILENCIO DE FE, DE REFLEXIÓN, DE COMPARTIR.

Del libro del Apocalipsis (5,11-14):

Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.» Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.

GUÍA:  “Digno es el cordero de recibir el poder, sabiduría, gloria y alabanza” También nosotros nos unimos a este canto de gloria. Nos unimos a la adoración y a la acción   de gracias para el Padre y para Jesús, elevado sobre la cruz y resucitado. Lo contemplamos y adoramos. SILENCIO DE UNIÓN, CONTEMPLACIÓN Y ADORACIÓN

Del santo evangelio según san Juan (21,1-19):

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.»
Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.»
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?»
Ellos contestaron: «No.»
Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.»
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. 

Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.»
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: «Vamos, almorzad.»
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

GUÍA: ¿Tenéis pescado? Les dice Jesús. Ellos no han conseguido nada. Pero por  la palabra de Jesús obedecen y obtienen una buena pesca. Le reconocen y comen con él pan y pescado. Comparten su vida y su pan. Nos situamos entre ellos y vemos cómo reaccionamos.
Pedro es preguntado por su amor,  Tres  veces le pregunta y tres veces le contesta, le asegura que le quiere. Entonces también se dirige a cada uno de nosotros y nos hace la misma pregunta: ¿Me quieres? ¿Nos unimos a la respuesta de Pedro? SILENCIO DE ENCUENTRO, DE AMIGOS, DE COMPROMISO

RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN. Una frase para recordar.

DAMOS GRACIAS, AMAMOS, PEDIMOS, OFRECEMOS.

NOS UNIMOS A MARÍA EN ESTE MES DE MAYO Y LE DAMOS GRACIAS POR SU COMPAÑÍA EN NUESTRA VIDA.

CONFIAMOS EN EL PADRE DIOS. LE DECIMOS CON JESÚS: PADRE NUESTRO…

CANTAMOS        
Tú has venido a la orilla
no has buscado a sabios, ni a ricos
tan solo quieres que yo te siga

Tú necesitas mis manos
mis cansancios que a otros descansen
amor que quiero seguir amando

Tú sabes bien lo que quiero
en mi barca no hay oro ni espadas
tan sólo redes y mi trabajo 

Tú pescador de otros mares
ansia
eterna  de almas que esperan
amigo bueno que a
sí me llamas 


viernes, 26 de abril de 2019

DIVINA MISERICORDIA


REZA Y COMPARTE

DIVINA MISERICORDIA

GUÍA DE ORACIÓN  28-04-19

GUÍA: Tiempo de Pascua, de encuentro, de resurrección, de misericordia. Los apóstoles iban cimentando su fe. Los creyentes hemos de cimentarla, asegurarla en Jesús resucitado y salvador. Creer en Jesús. Esperar  en su venida, ser testigos del  amor que él nos dio y del que quiere seguir dando por medio de nosotros, en forma de amor y de misericordia. Aquí estamos, Señor. Conduce nuestra oración. SILENCIO DE ACOGIDA, DE FE Y CONFIANZA.

Del libro de los Hechos de los apóstoles (5,12-16):

Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban.

GUÍA:  Se realizan muchos signos y prodigios por parte de los apóstoles. Vemos aquellas curaciones, el número de los creyentes crecía. Han llegado hasta el día de hoy. Dejamos que Jesús cale en nuestro espíritu y nuestra fe se robustezca. Somos eslabones de la gran cadena de Jesús. Estamos llamados/as a permanecer en ella y transmitir el tesoro de la fe a las generaciones venideras. SILENCIO DE ADMIRACIÓN, DE FE, DE APERTURA.

Del libro del Apocalipsis (1,9-11a.12-13.17-19):

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra, Dios, y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: «Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.» Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: «No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde.»

GUÍA: No temas: Yo soy el primero y el último, el viviente…vivo por los siglos. Oímos estas palabras del Hijo del hombre. Arrojemos el temor, acojamos la presencia de Jesús y su vida. Abrimos el oído y el corazón para aceptar al viviente, triunfador del pecado y de la muerte, dador de misericordia. Supera, Jesús la miseria humana por tu misericordia. Camina con nosotros en la libertad y en el amor. SILENCIO DE ACOGIDA, CONFIANZA, AMOR

  Del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.

GUÍA: Jesús se aparece a los discípulos. Los saluda con la paz y los envía. Nos disponemos a recibir al Espíritu y a participar en el envío, mensajeros de su paz y misericordia. Con Tomás decimos: Señor mío y Dios mío. Confiamos en ti. SILENCIO DE ENCUENTRO, DE ADMIRACIÓN Y DE COMPARTIR.

RECOGEMOS NUESTRA ORACIÓN, LA PRESENTAMOS EN UNA FRASE Y LA REPETIMOS A LO LARGO DEL DÍA.

CONTEMPLAMOS, AGRADECEMOS, OFRECEMOS

INVOCAMOS A MARÍA, MADRE DE ORACIÓN

NOS DIRIGIMOS AL PADRE Y AL ESPÍRITU CON LAS PALABRAS DE JESÚS: PADRE NUESTRO

CANTAMOS

Cristo nos da la libertad (Erdozaín)

Cristo nos da la libertad,
Cristo nos da la salvación,
Cristo nos da la esperanza,
Cristo nos da el amor.

Cuando luche por la paz y la verdad, la encontraré;
cuando cargue con la cruz de los demás, me salvaré.
Dame, Señor, tu palabra;
oye, Señor, mi oración.

 
Cuando sepa perdonar de corazón, tendré perdón;
cuando siga los caminos del amor, veré al Señor.
Dame, Señor, tu palabra;
oye, Señor, mi oración.

Cuando siembre la alegría y la amistad, vendrá el Amor;
cuando viva en comunión con los demás, seré de Dios.
Dame, Señor, tu palabra;
oye, Señor, mi oración.