viernes, 28 de febrero de 2025

DARTE GRACIAS, SEÑOR

 

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DARTE GRACIAS, SEÑOR

 GUÍA DE ORACIÓN 02-03-25  VIII Domingo del Tiempo Ordinario

GUÍA: Darte gracias por el corazón de cada persona, tu presencia en su vida, sus palabras y sus acciones.  Eres luz y fuerza en el silencio del interior. Todo  te da gracias por tu bondad y misericordia. Aquí estamos para conocerte y sentir tu estar con nosotros. SILENCIO DE CONOCIMIENTO, DE ADMIRACIÓN, DE REALIDAD.

 

Lectura del libro de Sirácida (27, 4-7)

CUANDO se agita la criba, quedan los desechos;
así, cuando la persona habla, se descubren sus defectos.
El horno prueba las vasijas del alfarero,
y la persona es probada en su conversación.
El fruto revela el cultivo del árbol,
así la palabra revela el corazón de la persona.
No elogies a nadie antes de oírlo hablar,
porque ahí es donde se prueba una persona.

 

GUÍA: La palabra da a conocer el corazón de la persona. Sus palabras transmiten la verdad de su ser y sentir. Tú iluminas el corazón y transformas la vida. Haz que te conozcamos y sepamos estar contigo en el silencio de la vida. SILENCIO DE ILUMINACIÓN, DE FE, DE CONFIANZA.

Salmo

Salmo responsorial: Sal 91, 2-3. 13-14. 15-16 (R/.: cf. 2a)

R/. Es bueno darte gracias, Señor.

V/. Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo;
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad. R/.

V/. El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios. R/.

V/. En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
mi Roca, en quien no existe la maldad. R/.

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:
Cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita:
«La muerte ha sido absorbida en la victoria. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón?».
El aguijón de la muerte es el pecado, y la fuerza del pecado, la ley.
¡Gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
De modo que, hermanos míos queridos, manteneos firmes e inconmovibles.
Entregaos siempre sin reservas a la obra del Señor, convencidos de que vuestro esfuerzo no será vano en el Señor.

 

GUÍA: Dios nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Que esa victoria nos fortalezca en la fe, en el amor y en la esperanza. El Espíritu Santo actúa y nos conserva en su paz, en su consuelo y alegría.  Es tiempo de vida nueva en el Espíritu. SILENCIO DE ENCUENTRO, DE MANIFESTACIÓN, DE EXPERIENCIA.

 

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu
 hermano.

Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».

 

GUÍA: No te fijes en la mota de tu hermano, fíjate en la viga de tu ojo. Abrimos el corazón y el alma para acercarnos al Señor, conocer su misericordia y extenderla a todo el que lo necesita.  Un corazón nuevo que recoge el amor, que abra puertas a otros y camina por el camino de la paz y la rectitud. SILENCIO DE CONFIANZA, DE PERDÓN, DE VERDAD.

 

PRESENTAMOS NUESTRA ORACIÓN, ABRIMOS EL CORAZÓN AL ESPÍRITU SANTO PARA RECIBIR SUS DONES.

HABLAMOS EN EL SILENCIO DEL CORAZÓN Y RECONOCEMOS LA PRESENCIA DEL DIOS MISERICORDIOSO.

INVOCAMOS A MARÍA, MADRE Y MAESTRA DE ORACIÓN. ESCUCHAMOS SU VOZ.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO

 

CANTAMOS

A Dios den gracias los pueblos, bendigan los pueblos a Dios.

https://www.youtube.com/watch?v=MYOOypwbIBE

sábado, 22 de febrero de 2025

EL SEÑOR PAGARÁ A CADA UNO

 

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EL SEÑOR PAGARÁ A CADA UNO

GUÍA DE ORACIÓN 23-02-25, VII Domingo del Tiempo Ordinario

 

GUÍA: El Señor pagará a cada uno. Entre David y Saúl, Dios pondrá su mano. Es la primera lectura. En la segunda se distinguen el hombre, persona carnal y la espiritual. Somos parte de la tierra y del cielo. En la tercera se nos presenta el mandato de Jesús: Haced el bien a los que os odian. Tres ejemplos de actitudes que coinciden en el mandato del amor. Nos dejamos tocar por ese amor y oramos. SILENCIO DE CONOCIMIENTO, DE ACLARACIÓN, DE ACCIÓN.

 

Lectura del primer libro de Samuel (26,2.7-9.12-13.22-23):

En aquellos días, Saúl emprendió la bajada hacia el páramo de Zif, con tres mil soldados israelitas, para dar una batida en busca de David. David y Abisay fueron de noche al campamento; Saúl estaba echado, durmiendo en medio del cercado de carros, la lanza hincada en tierra a la cabecera. Abner y la tropa estaban echados alrededor.
Entonces Abisay dijo a David: «Dios te pone el enemigo en la mano. Voy a clavarlo en tierra de una lanzada; no hará falta repetir el golpe.»
Pero David replicó: «¡No lo mates!, que no se puede atentar impunemente contra el ungido del Señor.»
David tomó la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl, y se marcharon. Nadie los vio, ni se enteró, ni se despertó: estaban todos dormidos, porque el Señor les había enviado un sueño profundo.
David cruzó a la otra parte, se plantó en la cima del monte, lejos, dejando mucho espacio en medio, y gritó: «Aquí está la lanza del rey. Que venga uno de los mozos a recogerla. El Señor pagará a cada uno su justicia y su lealtad. Porque él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor.»


GUÍA: Contemplamos el momento  del enfrentamiento de Saúl y David. Acciones distintas y vemos cómo actuamos nosotros.  El Señor pagará a cada uno su justicia, dice David. Reflexionamos las palabras y escogemos los hechos. ¿Con cuál nos identificamos más?. Padre, Dios, concédenos tu Espíritu de equilibrio y confianza para construir un mundo justo y en paz. SILENCIO DE IDENTIFICACIÓN, DE COMPRENSIÓN,DE DECISIÓN

 

Salmo

Sal 102,1-2.3-4.8.10.12-13

R/. El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas

y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.

Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos;
como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles. R/.

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,45-49):

El primer hombre, Adán, fue un ser animado. El último Adán, un espíritu que da vida. No es primero lo espiritual, sino lo animal. Lo espiritual viene después. El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo hombre es del cielo. Pues igual que el terreno son los hombres terrenos; igual que el celestial son los hombres celestiales. Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial.

 

GUÍA: El hombre y la mujer, personas animadas, animus, respiración. El último Adán, un espíritu que da vida. Personas terrenas y personas celestiales. Las dos coinciden en nuestro ser. Iluminemos nuestra vida con las dos y sepamos actuar superando lo carnal para vivir lo del cielo. SILENCIO DE OBSERVACIÓN, DE VALORACIÓN, DE FUTURO.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

 

GUÍA: Perdonad y seréis perdonados, haced el bien, sin esperar nada. Amad a vuestros enemigos. Nos hablan de amor, de perdón, de generosidad. Ante el Señor nos sentimos débiles y pobres. Espíritu santo, envía un rayo de tu luz que ilumine la oscuridad, que fortalezca el amor. SILENCIO DE NUEVA VISIÓN, DE ENCUENTRO, DE UNIÓN.

 

PRESENTAMOS NUESTRA ORACIÓN, ABRIMOS EL CORAZÓN AL ESPÍRITU SANTO PARA RECIBIR SUS DONES.

HABLAMOS EN EL SILENCIO DEL CORAZÓN Y RECONOCEMOS LA PRESENCIA DEL DIOS MISERICORDIOSO.

INVOCAMOS A MARÍA, MADRE Y MAESTRA DE ORACIÓN. ESCUCHAMOS SU VOZ.

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO

 

CANTAMOS

 

Padre Nuestro, Tú que estás
En los que aman la verdad
Haz que el reino que por Ti se dio
Llegue pronto a nuestro corazón
Que el amor que Tu hijo nos dejó
Ese amor reine ya en nosotros

Y en el pan de la unidad
Cristo, danos Tú la paz
Y olvídate de nuestro mal
Si olvidamos el de los demás
No permitas que caigamos en tentación
Oh, Señor, y ten piedad del mundo

https://www.youtube.com/watch?v=nUBM5satqBQ

martes, 18 de febrero de 2025

TEMA: LA ESPERANZA NO DEFRAUDA, 2

 

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TEMA: LA ESPERANZA NO DEFRAUDA, 2

 

Bula del Papa Francisco para el Jubileo 2025

 

 

Te ofrecemos el nº 4. Vamos a reflexionarlo y asimilar algo más sus ideas y mensajes. Lee, reflexiona, ora, actúa.

 

 

4. San Pablo es muy realista. Sabe que la vida está hecha de alegrías y dolores, que el amor se pone a prueba cuando aumentan las dificultades y la esperanza parece derrumbarse frente al sufrimiento. Con todo, escribe: «Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza» (Rm 5,3-4). Para el Apóstol, la tribulación y el sufrimiento son las condiciones propias de los que anuncian el Evangelio en contextos de incomprensión y de persecución (cf. 2 Co 6,3-10). Pero en tales situaciones, en medio de la oscuridad se percibe una luz; se descubre cómo lo que sostiene la evangelización es la fuerza que brota de la cruz y de la resurrección de Cristo. Y eso lleva a desarrollar una virtud estrechamente relacionada con la esperanza: la paciencia. Estamos acostumbrados a quererlo todo y de inmediato, en un mundo donde la prisa se ha convertido en una constante. Ya no se tiene tiempo para encontrarse, y a menudo incluso en las familias se vuelve difícil reunirse y conversar con tranquilidad. La paciencia ha sido relegada por la prisa, ocasionando un daño grave a las personas. De hecho, ocupan su lugar la intolerancia, el nerviosismo y a veces la violencia gratuita, que provocan insatisfacción y cerrazón.      


Asimismo, en la era del internet, donde el espacio y el tiempo son suplantados por el “aquí y ahora”, la paciencia resulta extraña. Si aun fuésemos capaces de contemplar la creación con asombro, comprenderíamos cuán esencial es la paciencia. Aguardar el alternarse de las estaciones con sus frutos; observar la vida de los animales y los ciclos de su desarrollo; tener los ojos sencillos de san Francisco que, en su Cántico de las criaturas, escrito hace 800 años, veía la creación como una gran familia y llamaba al sol “hermano” y a la luna “hermana” [2]. Redescubrir la paciencia hace mucho bien a uno mismo y a los demás. San Pablo recurre frecuentemente a la paciencia para subrayar la importancia de la perseverancia y de la confianza en aquello que Dios nos ha prometido, pero sobre todo testimonia que Dios es paciente con nosotros, porque es «el Dios de la constancia y del consuelo» ( Rm 15,5). La paciencia, que también es fruto del Espíritu Santo, mantiene viva la esperanza y la consolida como virtud y estilo de vida. Por lo tanto, aprendamos a pedir con frecuencia la gracia de la paciencia, que es hija de la esperanza y al mismo tiempo la sostiene.

 

ACCIÓN:

 Nos detenemos en la lectura y comprensión de esta parte. ¿Qué nos dice a nosotros? ¿La practicamos? Pidámosla a lo largo del día.

 

 

viernes, 14 de febrero de 2025

BENDITO QUIEN PONE EN DIOS SU CONFIANZA

 

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BENDITO QUIEN PONE EN DIOS SU CONFIANZA

 

GUÍA DE ORACIÓN 16-02-25   VI Domingo del Tiempo Ordinario

 

GUÍA:  Confianza en Dios, y seguridad en su presencia salvadora. Es la luz que nos ilumina en este domingo. Cristo resucitado que nos traslada a  su reino, las Bienaventuranzas nos presentan el programa del reino de Dios. Somos ciudadanos del cielo, nos preparamos para conseguirlo y ser bienaventurados. EN SILENCIO DE RECONOCIMIENTO, DE ESPERANZA, DE CONFIANZA

 

Lectura del libro de Jeremías (17,5-8):

Así dice el Señor: «Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto.»

 

GUÍA: Será un árbol plantado junto al agua. Sentimos la verdad de la imagen y nos reconocemos llamados al agua que da vida y fecunda la existencia de cada persona. Espíritu de Dios, ven transforma la sequía en agua y buenos frutos. Llena el corazón de tu amor, belleza y verdad. SILENCIO DE CONTEMPLACIÓN, DE VALORACIÓN, DE CONSTANCIA.

 

Salmo

Sal 1,1-2.3.4.6

R/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

Será como un árbol plantado
al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

No así los impíos, no así;

serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

 

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,12.16-20):

Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que dice alguno de vosotros que los muertos no resucitan? Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís con vuestros pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido. Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados. ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.

 

GUÍA: En fe nos unimos a ti, Señor. Te buscamos resucitado y lleno de vida para todos. Venga a nosotros tu reino, tu verdad. Nuestra esperanza está en ti. Guárdanos de todo mal. SILENCIO EN ENCUENTRO, DE ADORACIÓN, DE FUTURO.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,17.20-26):

En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis
 saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»

 

GUÍA: Vemos a Jesús en ese monte. Le escuchamos lo que dice y lo que nos dice a cada uno/a. Dichosos … dichosos…En la presencia del Señor somos dichosos y confiamos en su mirada que también confía en nosotros y en nuestro mundo.  Un día nuevo para caminar o estar junto a él, para llevar su palabra a otros que lo necesitan. SILENCIO DE CONFIANZA, DE ESPERANZA, DE PERDÓN.

 

RECIBIMOS AL ESPÍRITU QUE NOS FORTALECE.

PEDIMOS, ALABAMOS, DAMOS GRACIAS, PRESENTAMOS UN COMPROMISO.

INVOCAMOS A MARÍA, NUESTRA MADRE

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON JESÚS: PADRE NUESTRO

 

CANTAMOS Hna. Gelda

El señor es mi pastor, nada me falta.

https://www.youtube.com/watch?v=37CbEGS2iWA

 

viernes, 7 de febrero de 2025

AQUÍ ESTOY

 

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AQUÍ ESTOY

GUÍA DE ORACIÓN , 09-02-25,   V Domingo del Tiempo Ordinario

 

GUÍA: En el templo, en nuestro interior, contemplamos a Dios creador del universo. La gloria del señor es grande, nuestro ser le aleba y bendice con los ángeles y todo el universo. Somos criaturas creadas y amadas por ese Dios que nos amo como hijos y nos conduce por sus caminos con su amor. En el interior adoramos, agradecemos, amamos. SILENCIO DE CONTEMPLACIÓN, DE ADMIRACIÓN, DE AGRADECIMIENTO. ORAMOS.

 

Lectura del libro de Isaías (6,1-2a.3-8):

EL año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.
Junto a él estaban los serafines, y se gritaban uno a otro diciendo:
«¡Santo, santo, santo es el Señor del universo, llena está la tierra de su gloria!».
Temblaban las jambas y los umbrales al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije:
«Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de gente de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey, Señor del universo».
Uno de los seres de fuego voló hacia mí con un ascua en la mano, que había tomado de! altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
«Al tocar esto tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado».
Entonces escuché la voz del Señor, que decía:
«A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?».
Contesté:
«Aquí estoy, mándame».

 

GUÍA: Escuchamos los cantos de los ángeles, nos unimos a ellos y adoramos al Dios de cielo y tierra. Oímos el deseo del Señor que  envía.  Con respeto  nos sentimos purificados,  enviados.  Señor, cuida tú nuestro corazón y nuestra mente para que te sirvamos con docilidad y amor. SILENCIO ENCUENTRO, ESPERA, VIDA.

Salmo

Sal 137

R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

V/. Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario. R/.

V/. Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.

V/. Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R/.

V/. Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.

 

Lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintios (15,1-11):

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados,
y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis en vano.
Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto; después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.
Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto yo como ellos predicamos así, y así lo creísteis vosotros.

 

GUÍA: Os recuerdo el evangelio que os anuncié y os está salvando. Pablo se lo dice a los Corintios. Nos lo puede decir también a nosotros. Lo hemos recibido. Intensificar la fe, vivirlo con esperanza, ser constantes en el amor, nos convierte cada día en discípulos de Jesús que se entrega a nosotros y a todos los hermanos. SILENCIO DE ESTAR, DE CONFIAR, DE COMPARTIR.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.
Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:
«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Y Jesús dijo a Simón:

«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

 

GUÍA:”Rema mar adentro, echad las redes para la pesca” Y ante la pesca milagrosa Pedro se siente asombrado. Jesús le dice: no temas, desde ahora serás pescador de hombres. Jesús se compromete a esto. Hoy sigue diciéndolo y haciendo el milagro. Confiemos en él. SILENCIO DE UNIÓN, DE CONFIANZA, DE SEGURIDAD.

  

RECIBIMOS AL ESPÍRITU QUE NOS FORTALECE.

PEDIMOS, ALABAMOS, DAMOS GRACIAS, PRESENTAMOS UN COMPROMISO.

INVOCAMOS A MARÍA, NUESTRA MADRE

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON JESÚS: PADRE NUESTRO

 

CANTAMOS

 

Cantad a Dios y ensálcelo la tierra,

cuanto germine en ella cante a Dios.

Cantad a Dios las cumbres de los montes

los manantiales den su gloria a Dios.

Cantad a Dios, estrellas, sol y luna

lluvia y rocío, frios y heladas


Cantad a Dios rocío y nevadas

calor y fuego bendecid a Dios.

cantad a Dios los mares y los ríos

todos los peces y aves de los cielos,

cantad a Dios las fieras y ganados,

con vuestras voces, bendecid a Dios

cantad a Dios las razas de los hombres

y bendecid su nombre por los siglos.

Cantad a Dios rocas y minerales

bellos cristales, bendecid a Dios.

 https://www.youtube.com/watch?v=_JqTnJREwaM

sábado, 1 de febrero de 2025

ENVÍO A MI MENSAJERO

 

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ENVÍO A MI MENSAJERO

 

GUÍA DE ORACIÓN 02-02-25, Presentación del Señor

 

GUÍA: Estamos en la Presentación del Señor en el templo. Jesús presentado al Padre. Un acontecimiento en la historia del Hijo de Dios. María y José se lo presentan al Padre y el Padre lo acepta. Visualizamos el hecho y admiramos la gloria de Dios manifestada en su Hijo. SILENCIO DE INTERIORIZACIÓN, DE ADORACIÓN Y DE DOCILIDAD.

 

Lectura del libro de Malaquías (3,1-4):

Así dice el Señor: «Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar –dice el Señor de los ejércitos–. ¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos.»

 

GUÍA: Jesús presentado en el templo es el mensajero del Padre. Es manifestación de la gloria del Padre. Agradará al Padre y nos une a su ofrenda. Con María y José elevamos nuestra ofrenda  con él, por toda la humanidad y con amor siempre nuevo. SILENCIO DE ADMIRACIÓN, DE ALABANZA, DE GLORIA.

 

Sal 23

R/. El Señor, Dios de los ejércitos, es el Rey de la gloria.

¡Portones!, alzad los dinteles,

que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R/.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra. R/.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria. R/.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria. R/.

 

Lectura de la carta a los Hebreos (2,14-18):

Los hijos de una familia son todos de la misma carne y sangre, y de nuestra carne y sangre participó también Jesús; así, muriendo, aniquiló al que tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo, y liberó a todos los que por miedo a la muerte pasaban la vida entera como esclavos. Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote compasivo y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar así los pecados del pueblo. Como él ha pasado por la prueba del dolor, puede auxiliar a los que ahora pasan por ella.

 

GUÍA: De nuestra carne y sangre participó Jesús. En cuerpo como el nuestro es ofrecido al Padre por toda la humanidad. Unido a ella da gloria y apoya a los hermanos caídos. Gracias, Jesús en tu Presentación y la consecución de tu ofrenda. SILENCIO DE DESCUBRIMIENTO, DE COMPRENSIÓN, DE GLORIA.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,22-40):

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará
 clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

 

GUÍA: Simeón y Ana alaban al niño y glorifican a Dios por él. Será bandera discutida. Lo interiorizamos y nos ponemos de su parte para cantar con él la gloria del Padre. Concédenos ojos limpios para ver tu verdad y anunciarla a otros. Oramos en silencio. SILENCIO DE CONOCIMIENTO, DE PUREZA, DE ANUNCIO.

 

HACEMOS SÍNTESIS DE LO ESCUCHADO Y ORADO. AGRADECEMOS SU PRESENCIA Y PALABRA.

 

PEDIMOS A MARÍA QUE ACOMPAÑE EL CAMINO DEL ADVIENTO Y NOS FORTALEZCA EN LA FE.

 

NOS DIRIGIMOS AL PADRE CON LA ORACIÓN DE JESÚS: PADRE NUESTRO.

CANTAMOS:

 

VERSO
Quiero levantar a Ti mis manos, Maravilloso Jesús, milagroso Señor
Llena este lugar de Tu presencia, Y haz descender Tu poder
B/D#
A los que estamos aquí
VERSO
PreCORO
Recibe toda la gloria, Recibe toda la honra, Precioso Hijo de Dios
VERSO, PreCORO, CORO

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